Todos hemos escuchado alguna vez los múltiples beneficios de realizar actividad física, pero en ocasiones es difícil saber exactamente qué papel desempeña en nuestra salud. Según un estudio, el ejercicio puede tener una influencia tan grande como la predisposición genética, en el riesgo de padecer ciertas enfermedades, especialmente la demencia.
Los investigadores encontraron que las personas mayores que reportaron ser sedentarias la mayor parte del tiempo, fueron tan propensas a desarrollar demencia como las personas genéticamente predispuestas a este tipo de problemas cognitivos. El gen que predispone a un individuo a desarrollar demencia, ocasiona que tenga una probabilidad de tres a cuatro veces mayor a ser diagnosticado con Alzheimer, Parkinson o la enfermedad de Lewy.
En el estudio participaron 1,646 adultos de 65 años o mayores, sin demencia o cualquier tipo de deterioro cognitivo al momento del estudio. Les realizaron un análisis de sangre para determinar la presencia del alelo de la apolipoproteína E, el gen que se sabe está asociado más fuerte con la demencia. También contestaron un cuestionario sobre su rutina de ejercicios regular.
Se recopilo información cinco años después del inicio del estudio. Se encontró que durante ese periodo 331 personas habían sido diagnosticadas con algún tipo de demencia. Los datos mostraron que las probabilidades de desarrollar demencia durante el curso del estudio fueron dos veces mayores en los individuos con el alelo de demencia que en aquellos sin el alelo. Los datos también mostraron que los individuos que reportaron que no se ejercitaban de forma regular, tuvieron casi el doble de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con los individuos sin el alelo de demencia.
Entre las personas que indicaron que se ejercitaban regularmente, la mayoría dijo que caminar era su ejercicio principal y que lo hacían aproximadamente tres veces por semana. La buena noticia del estudio es que sólo un poco de ejercicio regular podría ayudar a prevenir problemas cognitivos en la mayoría de las personas. No es necesario entrenar como un atleta olímpico, pero por el contrario, ser sedentario puede cancelar por completo los efectos protectores de los genes saludables.
Los datos son epidemiológicos, es decir que muestran una relación entre el comportamiento sedentario y el riesgo de demencia, pero no necesariamente explica cómo uno lleva a la otra. Pero coinciden con otros estudios que han demostrado que el ejercicio ayuda a proteger contra la demencia. Sin duda se necesitan más estudios para identificar aquellos ejercicios que brindan mayores beneficios, así como determinar los mecanismos exactos que ocasionan que la actividad física sirva como un mecanismo de protección con la demencia.
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