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Cómo hacer mole falso para la ofrenda de muertos: con poco presupuesto y para no desperdiciar comida

Cómo hacer mole falso para la ofrenda de muertos: con poco presupuesto y para no desperdiciar comida
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Cristina Díaz

Editora en Jefe
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Cristina Díaz

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Más de 12 años de experiencia en medios digitales y redes sociales. Enfocada en lo soft news y viral. 

341 publicaciones de Cristina Díaz

Llegó octubre, el mes en que todo huele a pan de muerto, cempasúchil y café de olla. Es momento de poner la ofrenda y, como cada año, queremos que luzca hermosa sin que el bolsillo ni la comida sufran. Por eso, este 2025 te proponemos preparar un mole falso para el altar, una opción económica y reutilizable que evita el desperdicio.

Receta de mole falso para la ofrenda

Ingredientes:

  • 1 cucharada de maicena
  • 1 cucharada de café soluble
  • Un poco de agua
Salsa Falsa Ofrenda

Preparación:

En un recipiente pequeño de cristal o plástico mezcla la maicena con el café soluble y añade poco a poco agua.

Remueve hasta que obtengas una pasta espesa y de color café. Si lo deseas más oscuro, agrega más café; si lo quieres más firme, añade maicena.

La idea es lograr una mezcla que se endurezca. Puedes agregar unas gotas extra de agua para que no se adhiera al molde.

Una vez listo, coloca tu “mole” en una cazuelita de barro para darle ese toque 100% mexicano.

Para decorar, agrega piezas de pollo de plástico (que se consiguen en mercados) o crea unas con fomi moldeable, y finaliza con un poco de ajonjolí.

Lo mejor es que este mole falso se puede reutilizar año tras año y así mantienes tu altar impecable sin gastar de más ni desperdiciar alimentos.

Ofrenda Falsa Ofrenda

¿Por qué se come la comida de la ofrenda?

Aunque este truco es ideal para quienes buscan ahorrar, la realidad es que en muchas casas mexicanas la tradición dicta que la comida de la ofrenda sí se come. La explicación está en la cosmovisión prehispánica: se cree que las almas de nuestros seres queridos visitan el altar y “toman la esencia” de los alimentos.

Después del 2 de noviembre, los vivos consumen esa comida como un acto simbólico de unión con quienes partieron. No es que la comida pierda su sabor o nutrientes, sino que adquiere un valor espiritual: se convierte en un vínculo entre el mundo de los muertos y el de los vivos.

Por eso, muchas familias consideran un honor sentarse a la mesa y compartir los tamales, el pan de muerto o el mole que adornó la ofrenda, como parte de la celebración y del recuerdo.

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Imágenes: Directo al Paladar, creadas por IA ChatGPT

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