Un nuevo estudio, publicado en la revista Age and Ageing y realizado en Finlandia, encontró que los hombres que visitaban la sauna con mayor frecuencia, tenían menos probabilidades de desarrollar Alzheimer. Los investigadores analizaron la historia médica de 2,315 hombres sanos entre las edades de 42 a 60 años, registrando su estado de salud durante un promedio de 20 años.
Durante ese período encontraron 204 casos de demencia y 123 casos de Alzheimer. Según los resultados obtenidos, los hombres que utilizaban la sauna de cuatro a siete diez por semana, en comparación con aquellos que sólo lo hacían una sola vez por semana, tenían un 66 por ciento menos riesgo de demencia y un 65 por ciento menos riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Se cree que varios mecanismos fisiológicos están implicados. Por ejemplo, al estar un tiempo en la sauna, se puede reducir la inflamación, mejorar la función vascular y disminuir la presión arterial. Además existe un gran componente relacionado con la relajación y el bienestar en general. Obviamente el estudio se realizó en el país donde las saunas son parte de la cultura popular. El 99 por ciento de los finlandeses utiliza la sauna por lo menos una vez a la semana. Se estima que existen 3.3 millones de saunas en el país, que cuenta con 5.3 millones de personas.
La tradición de las saunas se remonta a miles de años atrás. Los primeros pobladores de Finlandia cavaban una zanja en el suelo, donde calentaban un montón de piedras. Después esparcían un poco de agua sobre las piedras calientes para generar un vapor conocido como loyly. Hoy en día se cree que cada sauna tiene un carácter propio y un loyly distintivo. Entre mejor sea el loyly, mejor es la experiencia en la sauna.
Desde hace muchos años, las saunas forman parte de la vida de los finlandeses. Durante mucho tiempo las mujeres daban a luz en las saunas debido a que las paredes estaban forradas con hollín resistente a las bacterias, lo que la convertía en el cuarto más limpio de la casa. Las saunas eran el lugar para llevar a cabo los rituales de purificación antes del matrimonio, y era el lugar designado para lavar y preparar el cuerpo de los muertos.
De hecho, para los finlandeses, la sauna es la farmacia de los pobres. Esto lo ejemplifica un proverbio finlandés: “Si un enfermo no es curado por el alquitrán, los espíritus o la sauna, entonces morirá”. Y no solamente salud física, sino también mental. Los finlandeses actuales opinan que la sauna es un lugar que ayuda a relajarse, sobre todo viviendo en una sociedad moderna que siempre está en movimiento. La sauna es un espacio meditativo, está oscuro y caliente, y no te dan ganas de hablar. Además existen reglas que propician un ambiente de relajación. Para empezar, no se permite comer o beber en la sauna. Si vas a hablar, los temas prohibidos son el trabajo, tus títulos o de religión.
La temperatura en una sauna puede llegar hasta 160°C, sin embargo los finlandeses aseguran que las saunas son un lugar ideal para enfriar situaciones tensas. El parlamento finlandés tiene su propia sauna para que los diputados debatan augusto, y todas las embajadas y consulados finlandeses en todo el mundo, cuentan con su propia sauna. El presidente finlandés Urho Kekkonen, que gobernó de 1956 a 1982, creía en los poderes diplomáticos de la sauna. Cuando otros presidentes y primeros ministros, lo visitaban en su residencia oficial, solía mantener negociaciones en la sauna. Kekkonen creía que todos eran iguales en la sauna, y la política no podía ocultarse cuando no había donde ocultarla.
Vía | NY times
Imágenes | Koen | Thomas Wanhoff | Timo Newton-Syms |
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