Día Mundial de la Hepatitis, hagamos conciencia sobre esta enfermedad

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La hepatitis es una infección que afecta a todo el mundo, se estima que hoy en día 400 millones de personas están infectadas de hepatitis, esto es 10 veces el número de personas infectadas con el VIH. Lo impresionante es que sólo el 5% de las personas con hepatitis crónica saben de su infección, y menos del 1% tiene acceso al tratamiento.

La hepatitis es una enfermedad totalmente prevenible y tratable. Existen vacunas y tratamientos efectivos para la hepatitis B, y más del 90% de las personas con hepatitis C se pueden curarse con el tratamiento adecuado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) busca eliminar la hepatitis como una amenaza para la salud pública para el año 2030, pero para eso es necesario que todas las personas, en todo el mundo, sepan que es la hepatitis y como deben de actuar.

Todas las personas estamos en riesgo de infectarnos con hepatitis debido a la gran cantidad de casos en el mundo. La hepatitis B y C, se transmiten a través de sangre contaminada así como a través de agujas y jeringas contaminadas en entornos médicos y entre personas que utilizan drogas. Los virus también pueden ser transmitidos a través de relaciones sexuales sin protección y de una madre infectada a su hijo recién nacido.

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Aumentar el acceso a la prueba de hepatitis es súper importante para mejorar el tratamiento y la atención a la hepatitis. Se estima que el 95% de las personas con hepatitis no saben que están infectadas, en parte debido a la falta de conciencia de esta enfermedad y la falta de acceso a las prueba en sus países. En el 2016 la OMS dará a conocer las primeras directrices para realizar las pruebas de hepatitis.

Uno de los grandes problemas es la falta de acceso al tratamiento. Más del 90% de las personas con hepatitis C se puede curar completamente, si recibe un tratamiento adecuado, en 3-6 meses. El tratamiento adecuado de la hepatitis B y C puede prevenir el desarrollo de complicaciones mortales de la enfermedad hepática crónica, como cirrosis y cáncer de hígado.

Hepatitis B

La hepatitis B es una infección del hígado causada por el virus de la hepatitis B. Puede causar infección crónica y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer hepático. Desde 1982 existe una vacuna contra la hepatitis B, esta vacuna es 95% eficaz en la prevención de la infección.

El virus de la hepatitis B puede sobrevivir fuera del cuerpo durante 7 días. Durante este tiempo, el virus puede causar infección si entra en el cuerpo de una persona que no está protegida por la vacuna. El período de incubación del virus de la hepatitis B es de 75 días en promedio, pero puede variar de 30 a 180 días. La hepatitis B se transmite con más frecuencia de la madre al bebé durante el parto, o por exposición a sangre infectada.

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La mayoría de las personas no experimentan ningún síntoma durante la fase de infección aguda. Otras personas presentan síntomas que duran varias semanas, incluyendo coloración amarillenta de la piel y los ojos, orina oscura, fatiga extrema, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Un pequeño grupo de personas con hepatitis aguda puede desarrollar insuficiencia hepática aguda que puede llevar a la muerte.

No existe un tratamiento específico para la hepatitis aguda B. Por lo tanto, la atención médica se enfoca en mantener el bienestar y un equilibrio nutricional adecuado, incluyendo el reemplazo de los líquidos perdidos por vómito y diarrea. La infección por hepatitis B crónica puede tratarse con medicamentos, como antivirales orales. El tratamiento puede retrasar la progresión de la cirrosis, reducir la incidencia de cáncer de hígado y mejorar la supervivencia a largo plazo. En la mayoría de las personas, sin embargo, el tratamiento no cura la infección por hepatitis B, sólo suprime la replicación del virus. Por eso la mayoría de las personas que inician el tratamiento deben continuar de por vida.

La vacuna contra la hepatitis B es el pilar de la prevención de la hepatitis B. La OMS recomienda que todos los niños reciban la vacuna contra la hepatitis B tan pronto como sea posible, preferiblemente dentro de las 24 horas de vida. Después se deben de recibir dosis complementarias. Las personas en grupos de alto riesgo deben ser vacunados, incluyendo aquellas personas que con frecuencia requieren sangre o productos sanguíneos, personas que se inyectan drogas, personas que viven cerca de una persona infectada con hepatitis B, personas con múltiples parejas sexuales, trabajadores de la salud y otras personas que estén expuestos a la sangre y sus productos a través de su trabajo, viajeros antes de viajar a zonas endémicas.

Hepatitis C

El virus de la hepatitis C causa tanto infección aguda como crónica. La infección por el virus de hepatitis C aguda suele ser asintomática, y raramente se asocia con enfermedades que amenacen la vida. En el 15-45% de las personas infectadas, el virus desaparece espontáneamente dentro de los 6 meses de la infección sin ningún tratamiento. El 55-85% restante de las personas desarrollará la infección crónica por este virus.

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El período de incubación de la hepatitis C es de 2 semanas a 6 meses. Después de la infección inicial, aproximadamente el 80% de las personas no presentan ningún síntoma. Las personas con una infección aguda sintomática pueden presentar fiebre, fatiga, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, heces de color gris, dolor en las articulaciones e ictericia.

Debido a que muchas veces no existen signos notables, el diagnóstico precoz es muy importante para prevenir problemas de salud que puedan resultar de la infección y prevenir la transmisión del virus. Por eso la OMS recomienda que las personas que están en mayor riesgo de infección, se realicen pruebas periódicamente.

La hepatitis C no siempre requiere tratamiento ya que la respuesta inmune en algunas personas puede acabar con la infección. Sin embargo en algunos casos el tratamiento es necesario. El estándar de tratamiento para la hepatitis C está cambiando rápidamente. Actualmente se utilizan fármacos antivirales, conocidos como agentes antivirales directos (DAA), los cuales han resultado muy eficaces, con un tratamiento más corto (12 semanas) y más seguro.

Debido a que no existe una vacuna contra la hepatitis C, la prevención se basa en reducir el riesgo de exposición al virus en centros de atención a la salud y en las poblaciones de mayor riesgo. Las medidas primarias recomendadas por la OMS son: higiene de las manos, manipulación y eliminación adecuada de objetos punzocortantes, utilizar material de inyección estéril, análisis de la sangre donada para la hepatitis B y C, promoción del uso correcto y consistente de condones.

El objetivo es que estemos informados sobre la hepatitis, sobre el método de prevención y formas adecuadas de tratamiento.

Más información | Organización Mundial de la Salud

Imágenes | Organización Mundial de la Salud

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