El yoga se convertido en una práctica bastante común entre la población en general. En los últimos años, gracias a la mercadotecnia, el yoga pasó de la espiritualidad a una forma de ejercicio para estar en forma. Y por eso en los últimos años se han realizado un montón de estudios para conocer empíricamente los beneficios del yoga.
Estudios han demostrado que el yoga ayuda en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, también en la reducción del estrés y para mejorar el bienestar de los sobrevivientes de cáncer. Se ha observado que practicar yoga ayuda a los músicos a encontrar estados de flujo y a disminuir la confusión y la ansiedad.
Sin embargo el estudio científico del yoga es una tarea bastante complicada. Las poses, o Asana, son un ejercicio físico, pero también tienen un factor psicológico y perceptivo, como la meditación. Los resultados de la práctica a largo plazo son bastante subjetivos y es bastante difícil diseñar un estudio que tenga acceso a la consciencia de otra persona.
Incluso encontrar una definición de yoga es difícil. Algunos describen el yoga como cualquier movimiento donde el cuerpo, la respiración y la atención están enfocados en el mismo lugar. Bajo esta definición, un corredor que entra en un estado meditativo, con respiraciones sincronizadas en cada pisada, está haciendo yoga.
El consejo estándar al hacer yoga es emparejar un movimiento con una respiración. Para lograr esto se necesita prestar atención, observar lo que el cuerpo es capaz de hacer, ajustando la respiración para adaptarse al movimiento, y cambiando el movimiento para adaptarse al cuerpo, y también escuchar lo que el cuerpo es capaz de hacer. Una posición no siempre tiene que ser igual, se tiene que adaptar y evolucionar a lo que el cuerpo necesita ese día.
Seguramente has escuchado sobre los monjes tibetanos que logran aumentar su temperatura corporal hasta 37.77 °C. Y aunque eso es algo imposible de lograr para un practicante normal de yoga, lo que estos resultados muestran es que el yoga, a diferencia de otros ejercicios, se centra en la respiración, que es la puerta al sistema nervioso autónomo. Probablemente no podrás controlar tu digestión o los latidos de tu corazón, pero puedes controlar tu respiración, y esto es súper importante.
Por ejemplo, imagina que estás haciendo una plancha lateral: los pies uno sobre otro y una mano sobre el suelo sosteniendo todo el cuerpo. Después de unos segundos es inevitable empezar a temblar involuntariamente, y muchas veces pensar en rendirte. Pero si estás respirando lentamente y profundamente, estás enseñando a tu cuerpo a no reaccionar exageradamente al estrés. El yoga se convierte en un entrenamiento de la autorregulación emocional.
Al hacer las mismas posturas una y otra vez, empiezas a conocer bastante a tu cuerpo. Poco a poco empiezas a cultivar la propiocepción, es decir la conciencia de dónde está tu cuerpo en el espacio, y la interocepción, que son todas esas sensaciones que sientes, desde el aire en la piel, hasta los huesos, tendones y tejidos corporales, así como tu estado emocional, mientras te mueves en sintonía con tu cuerpo.
La parte más misteriosa del yoga es lo que se conoce como experiencia unitiva, que son los cambios en la conciencia que pueden ocurrir después de meses y años de práctica. Algunos los conocen como esos momentos de gran alegría y satisfacción, muy cercanos a la autorrealización. Los yoguis que logran llegar a estas experiencias, dicen que es como haber consumido alucinógenos, pero sin la sensación de estar fuera de control.
Sin duda el yoga es una práctica que día con día demuestra que tiene grandes beneficios, tanto en la parte física como en la parte emocional
Imágenes | HAMZA BUTT | steven sim | Dave Rosenblum |
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