Ya sea en el trabajo o en tus relaciones personales, es importante de vez en cuando detenerse y ver cómo nos relacionamos con las otras personas, desde las que vemos sólo una vez hasta con las que convivimos todos los días. Por eso el día de hoy te damos algunos consejos para ser más empático.
Primero es importante definir qué es empatía. Básicamente lo podemos definir como caminar varios kilómetros en los zapatos de otra persona; ver las cosas desde la perspectiva de otra persona. Algunos lo definen como la habilidad de compartir con otra persona sus emociones, pensamientos o sentimientos. Proviene de la palabra griega empathei, que significa “afecto” o “pasión”.
La empatía es básica para lograr una relación personal exitosa, a largo plazo y gratificante. Cuando vemos el mundo a través de los ojos de otras personas, y comprendemos su punto de vista, la gente confía más en nosotros, porque los estamos considerando tal y como son.
Cada persona es diferente y responde de forma diferente, por es súper importante escuchar y tratar de entender a cada persona, no existe una forma buena para todas las personas, tenemos que aprender a relacionarnos de forma diferente con cada una de las personas.
Ahora, del otro lado de la empatía tenemos el ser una persona permisiva. Una persona permisiva, comienza tratando de ser amable y servicial, haciendo algo por los demás que ellos son capaces de hacer por sí mismos. Esto bloquea cualquier motivación para cambiar, lo que les permite quedarse en su zona de confort sin tener un crecimiento personal. En cambio la empatía fomenta el crecimiento personal, al momento de identificarse con su estado actual y empujarlo hacia adelante desde donde se encuentra. Si naturalmente no eres una persona empática, varios estudios han demostrado que puedes trabajar para entrenar a tu cerebro a ser más empático.
Enfócate en el bienestar, intereses y necesidades de los demás. Uno no empatiza con otra persona; más bien uno se identifica con algo de esa persona. Lo importante es enfocarse en ese “algo” que puede estar afectando su bienestar (la búsqueda de la felicidad y el placer, y la ausencia de dolor y sufrimiento), sus intereses (deseos, metas, planes de vida), y necesidades (alimentos, ropa y refugio).
Utiliza los valores humanos compartidos. La empatía es la capacidad de utilizar los valores humanos compartidos en diversos contextos interpersonales y culturas. Es cuando nos ponemos en los zapatos de la otra persona e imaginamos como no sentiríamos si nos enfrentáramos a la misma situación. No eres la otra persona, pero estás psicológicamente allí, haciendo frente a la misma adversidad.
Pausa temporalmente tus propios juicios y críticas. Las típicas frases de cómo superar una situación y seguir adelante, no te acercaran a otra persona. Si tratas de arreglar lo que está mal, entonces no compartirás la experiencia de lo que está mal, perderás la oportunidad de identificarte con la otra persona. Muchas veces, las personas que están sufriendo no quieren que otras personas arreglen las cosas, al menos no por el momento, solamente quieren que alguien sepa por lo que están pasando. Solucionar el problema puede venir más tarde, después de que la empatía ayudó a establecer una relación de confianza. Esto no quiere decir que debes de estar de acuerdo o aceptar el punto de vista de la otra persona, solo que en el proceso de empatía, debes dejar a un lado tus propias evaluaciones, juicios y críticas con el fin de obtener acceso subjetivo al mundo de la otra persona.
Practica. La empatía requiere práctica y perseverancia con el fin de llegar al objetivo logrado. Por eso se dice que la empatía es una virtud o una excelencia del ser humano. Así que cuando un amigo, un familiar, tu pareja, un colega, cliente, entre otros, tenga un problema y solamente quiera alguien con quien hablar, pon en práctica estos consejos. Es muy fácil encontrar esos contextos en la vida, así que tienes mucho lugar para practicar la empatía.
Vía | Psychology Today
Imágenes | Vincent Bozzo | Namor Trebat | Pierre Phaneuf |
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