¿Sabías que la miel de abeja nunca caduca?

¿Sabías que la miel de abeja nunca caduca?
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Nuestra sociedad vive preocupada por la fecha de caducidad de los alimentos. Muchas veces, productos que pueden ser consumidos sin ningún problema, son tirados a la basura porque la impresión de la etiqueta dice que ya están caducos. Pero existe un ingrediente, muy viejo y completamente natural, que no tiene fecha de caducidad. Se trata de la miel de abeja.

Es cierto que puede cristalizarse o cambiar de color con el tiempo, pero siempre es seguro consumirla. Existen varios factores que le dan esta gran cualidad a la miel de abeja y en los siguientes párrafos podrás descubrirlos.

La miel es principalmente azúcar, y los azúcares son compuestos higroscópicos, es decir que contienen muy poca agua en su estado natural, pero que si se dejan sin sellar, pueden absorber fácilmente humedad. La miel en su forma natural tiene muy poca humedad. Muy pocos microorganismos pueden sobrevivir en ambientes sin humedad, mueren asfixiados. Con un ambiente tan inhóspito, los microorganismos no pueden sobrevivir dentro del tarro de miel, por lo tanto nunca descomponen la miel.

El segundo factor es la acidez de la miel de abeja, tiene un pH entre 3 a 4.5. La acidez tampoco ayuda al desarrollo y a la sobrevivencia de los microrganismos. Por ejemplo, la melaza que es un subproducto de la caña de azúcar, es extremadamente higroscópica pero es menos ácida que la miel de abeja (pH 5.5 aproximadamente). Y aunque se toma su tiempo, la melaza, con el tiempo, se echa a perder.

Abeja recolectando néctar

El tercer factor es el proceso de elaboración de la miel. Las abejas recolectan néctar, y el néctar tiene un alto contenido de agua (60 al 80 por ciento). Las abejas remueven esa humedad al batir sus alas para “secar” el néctar. El estómago de las abejas tiene una enzima que se llama glucosa oxidasa. Cuando las abejas regurgitan el néctar en los panales para hacer miel, esta enzima se mezcla con el néctar, dividiéndola en dos subproductos: ácido glucónico y peróxido de hidrógeno. El peróxido de hidrógeno evita que crezcan microrganismos en la miel.

El último factor para que la miel de abeja no se descomponga, depende de ti. El tarro de la miel siempre debe de estar bien sellada. Siempre y cuando la tapa se mantenga cerrada y no se añada agua, la miel no va a caducar.

El hecho de que aparezcan pequeños cristales no significa que ya no sirve. Esos cristales son el resultado de pequeñas partículas, como polen y enzimas, que permanecen en la miel desde su elaboración. Lo que puedes hacer es colocar el frasco en agua caliente y mover hasta que los cristales se disuelvan.

Vía | Smithsonian Imágenes | Vibrant Spirit | James P. Mann |

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