Este es el último día del 2015, día en que acostumbramos reflexionar sobre todas las metas que alcanzamos durante el año, y en el que nos fijamos propósitos para el año que está por comenzar. Tanto a los que les gusta la cocina, como a los que se están iniciando en esta área, seguramente una de sus metas es mejorar en la cocina.
Lograrlo es una de esas tareas alcanzables con un poco de dedicación, gusto y pasión. Y es que en la cocina, los pequeños detalles son los que marcan la diferencia entre el éxito de un platillo memorable o su paso al olvido. Por eso les compartimos estos cinco consejos para mejorar en la cocina.
Se audaz al sazonar
Normalmente, cuando pensamos en sazonar un platillo pensamos en la sal, pues es el primer agente sazonador en el arte de la gastronomía, y en el que muchos fallan. De ahí, que nuestro consejo es no tener miedo de agregar sal de una forma más agresiva, pero cuidando siempre de usar la sal en grano y no la sal de mesa. De la misma manera, espolvorear un poco de sal de grano en la carne antes de asarla o de rostizar un pollo hará una gran diferencia.
Pero no solo en esos dos casos podemos atrevernos a usar más sal, sino también al cocinar pasta; para ello, agrega la sal en el agua antes de calentarla. Lo mismo aplica para hervir papas para hacer puré.
Usa líquidos con sabor
Los principios de la química nos dicen que el agua es incolora, inolora e insípida. Es bueno remarcar esta última propiedad: no sabe a nada. Lo que significa que si usamos agua para cocer al vapor los vegetales, escalfar o hacer sopas, no estamos añadiendo ningún sabor a la comida.
Por ello, es importante que consideremos usar algún caldo de carne, de pollo, de vegales, o vino en lugar del agua. Así, por ejemplo, si deseamos mejorar nuestro arroz, podemos sustituir el agua por caldo de vegetales.
Dale un sabor más penetrante usando ácidos
Al paladar le gusta que lo sorprendamos con los sabores ácidos como el del jugo de limón, el vinagre y el vino, que contribuyen con su ácido para realzar el sabor y ayuda a balancear y complementar los sabores dulces.
Frecuentemente, cuando probamos la comida y sentimos que le falta algo, pero ya hemos agregado suficiente sal, puede que lo que necesitemos sea añadir un ácido; a veces basta con el jugo de un limón.
Sácale provecho a la mantequilla
Al igual que la sal, la mantequilla es probablemente otro de los ingredientes únicos e irremplazables en la cocina. Ningún otro le da a nuestros platillos ese sabor cremoso y esa sensación indescriptible en el paladar. Pero hay que tener cuidado en leer las etiquetas y dejar de lado aquello que diga margarina, pues no es más que un sustituto que, aunque contiene la misma grasa que la mantequilla, está llena de sabores artificiales, emulsificantes, conservadores y otros ingredientes que no conocemos.
Fíjate en las texturas y contrastes
Si pensamos en unas papas a la francesa, seguramente nos vendrá a la mente una superficie crujiente y dorada con un interior tierno. Lo mismo sucede si pensamos en un pollo rostizado: la piel bien dorada, pero la carne tierna y jugosa. Ese contraste de texturas, es el que tanto nos gusta. ¿A qué viene todo esto? A invitarnos a pensar en maneras de lograr el mismo efecto en cualquier otro platillo.
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