El brócoli es una verdura crucífera llena de nutrientes y beneficios para la salud. Sin embargo, algunas personas experimentan molestias digestivas al consumirlo. Por ello, hoy sabrás cómo cocinar brócoli para que no te caiga pesado.
Afortunadamente, existen técnicas de cocción que pueden ayudar a reducir efectos como ganes y también a conservar al máximo las propiedades del brócoli.
¿Por qué el brócoli provoca gases?
El brócoli, al igual que otras verduras denominadas como crucíferas como la coliflor, la col rizada y las coles de Bruselas, provocan gases debido a que contienen rafinosa, estaquiosa y verbascosa, unos oligosacáridos que nuestro intestino delgado no puede digerir por completo.
Pues al llegar al intestino grueso, estos oligosacáridos son fermentados por las bacterias intestinales, produciendo gases como hidrógeno, dióxido de carbono y metano.
Así que, entre más brócoli consumas, mayor será la cantidad de oligosacáridos y fibra que lleguen al intestino grueso, lo que puede aumentar la producción de gases.
Consejos para cocinar brócoli de forma correcta
- Busca un racimo de brócoli fresco, con ramitos firmes y de color verde intenso. Evita aquellos que estén amarillos o marchitos.
- Esto aumenta la superficie de contacto con el calor, lo que favorece una cocción uniforme y reduce el tiempo de cocción.
- El brócoli se cocina rápidamente, ya que hervirlo durante más de 5 minutos puede hacer que pierda su color, textura crujiente y nutrientes.
- Así que coloca los ramitos de brócoli en una vaporera sobre agua hirviendo y cocina durante 3 o 5 minutos, o hasta que estén tiernos pero aún crujientes. Este método reduce la formación de compuestos que pueden causar gases.
- Agrega comino, hinojo o jengibre a la cocción, ya que puede ayudar a reducir la formación de gases.
- Si eres propenso a los gases, comienza con pequeñas porciones de brócoli y aumenta gradualmente la cantidad a medida que tu cuerpo se adapta.
Recuerda que lo publicado en Directo al Paladar México no reemplaza la opinión de un profesional de la salud. Antes de incluir o excluir cualquier alimento de tu dieta, acude a un especialista certificado para obtener una recomendación que se adapte a tus necesidades específicas.
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