Papas cambray con mantequilla, ajo y limón: la guarnición perfecta para milanesas o pechuga asada

Si hablamos de acompañar una buena comida, no hay nada como unas papas cambray: chiquitas, fáciles de cocinar y con un sabor que combina con casi todo. Ya sea que las prepares hervidas, al horno o salteadas, estas papitas botaneras se convierten en el complemento ideal para carnes, pescados o hasta una cena ligera.

Lo mejor de las papas cambray es su versatilidad: pueden ser el acompañamiento de un platillo fuerte o incluso el centro de atención en tu mesa. Su sabor suave con toques cremosos y ese ligero dejo a nuez las hace irresistibles. Además, son un ingrediente universal; las encuentras en recetas de todo el mundo y siempre logran dar ese confort que solo la papa puede brindar.

Entre tantas formas de prepararlas —como papitas con mostaza, gratinadas con jamón y queso o rellenas de tocino— hoy te compartimos una versión sencilla y deliciosa: papas cambray con mantequilla, ajo y limón. Una receta rendidora, rápida y que se disfruta en cualquier ocasión, desde una comida en familia hasta una cena especial.

La papa blanca es neutra. Foto: Freepik

¿Qué diferencia a la papa cambray de la papa blanca?

Aunque ambas son riquísimas, tienen detalles distintos:

Sabor: la papa blanca es neutra y adaptable; la cambray es más cremosa y con notas de nuez.

Textura: la cambray queda suave y mantequillosa, ideal para hervir o saltear; la blanca aguanta más frituras y horneados porque es más firme.

Ingredientes

Para 4 personas

1 kg de papas cambray
45 gramos de mantequilla en trozos
2 dientes de ajo finamente picados
Jugo de 2 limones
1 cucharadita de aceite de oliva
2 ramas de perejil fresco picado
Sal al gusto
Agua

Cómo hacer papas cambray con mantequilla, ajo y limó

Dificultad: Fácil

Tiempo total

Coloca las papas en una olla con suficiente agua y un poco de sal. Cocina de 15 a 20 minutos hasta que estén suaves. Escúrrelas, deja enfriar y pártelas a la mitad.
En un sartén derrite la mantequilla a fuego bajo. Agrega el aceite de oliva y enseguida las papas. Muévelas ligeramente para que se impregnen sin romperse.
Cuando comiencen a dorarse, haz un espacio al centro y sofríe el ajo picado hasta que tome un color doradito.
Antes de que se queme, añade el jugo de limón, mezcla bien y termina con el perejil picado. Ajusta la sal.
Sirve de inmediato para disfrutarlas calientitas y crujientes.
Unas papas fáciles, rápidas y con muchísimo sabor que elevarán cualquier platillo.

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