He leído en varios periódicos internacionales sobre la preocupación que tienen los productores de carnes rojas en el mundo, por el anuncio que dará la Organización Mundial de la Salud, OMS, en el próximo mes de octubre, sobre los efectos nocivos para la salud de este alimento. En el último año la OMS ha recopilado bastante información para llegar a una conclusión.
Existen estudios que demuestran que consumir carne roja de forma regular puede acortar los años de vida de las personas. Según estos estudios la carne roja predispone a las personas a un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Aunque generalmente los altos niveles de colesterol que contienen este tipo de proteínas, son a los que se les adjudican los problemas a la salud, en un estudio de la Universidad de Harvard, se encontró que posiblemente la L-carnitina, un compuesto abundante en las carnes rojas, es el culpable. Al consumir carne roja, las bacterias del intestino tienen acceso a la L-carnitina. Al digerirla, la convierten en un compuesto llamado llamado trimetilamina-N-óxido, que puede causar arterosclerosis, y obviamente con el tiempo causar ataques cardíacos.
En cuanto a la aparición de varios tipos de cáncer por el consumo de carnes rojas, existen una gran cantidad de estudios. En uno de ellos se confirmó que el riesgo de presentar cáncer colorrectal se asocia con el consumo elevado de carne roja y procesada, y existe una asociación inversa con el consumo de pescado. En otro estudio se analizó que consumir mucha carne roja siendo adulto joven, puede ser un factor de riesgo para el cáncer de mama; por el contrario, si se sustituye la carne roja con legumbres, pollo, nueces y pescado, se puede reducir el riesgo de cáncer de mama.
Existen muchas teorías sobre las posibles causas de estas enfermedades al consumir carnes rojas. Las más comunes son los subproductos cancerígenos que produce la carne al cocinarla a altas temperaturas, los nitritos y nitratos en las carnes procesadas, que al entrar al organismo se convierten en sustancias cancerígenas. Otra hipótesis son los residuos de hormonas en la carne, así como el contenido de heme en la carne roja, que puede ser tóxica en el sistema digestivo humano.
Aunque todavía no conocemos el contenido del reporte que dará la Organización Mundial de la Salud, los resultados de estos estudios aseguran que no debemos de eliminar por completo la carne roja de nuestras dietas, solamente reducir su consumo y sustituirla por otros alimentos como pescado, aves, legumbres y granos enteros.
Además no todas las carnes rojas tienen los mismos efectos. Se ha visto que consumir carnes rojas procesadas, como tocino, salchichas, salami y carnes frías, presentan un mayor riesgo de padecer este tipo de enfermedades.
Imágenes | Ronald Sarayudej | Anthony Albright | cyclonebill | Roberto Verzo |
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