Hoy en día, en México existen alrededor de 800 mil personas de 65 años o más que padecen algún tipo de demencia. Los síntomas más comunes de la demencia son trastornos de memoria, cambios de humor y hábitos de suelo, períodos de ansiedad y depresión. Se estima que la incidencia anual es de 27 casos nuevos por cada mil personas, así que para el 2050 se espera que la cifra se eleve a más de 3 millones de casos. El 21 de septiembre es el día Mundial del Alzheimer, así que creo importante hablar sobre este tema.
México es un país en proceso de transición demográfica, así que los centros de salud y las familias cada día se enfrentan a más casos de este tipo de enfermedades, muchas de las cuales ocasionan discapacidad y dependencia, además de exclusión social para los enfermos. Sin duda un gran reto para la salud pública de nuestro país.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la demencia tiene un efecto abrumador en los familiares del enfermo, ya sea en el área física, emocional o económica. Lo ideal sería que estás personas pudieran recibir apoyos de los servicios de salud, sociales, financieros y jurídicos.
Como en todas las enfermedades, se obtiene un mejor pronóstico cuando la demencia se diagnostica en una etapa oportuna. En muchas ocasiones los cambios cognitivos que ocurren en las personas de la tercera edad se atribuyen a falta de atención, estrés y problemas financieros y económicos. La mayoría de este tipo de padecimientos, excepto demencias con afectación vascular cerebral, por lo general presentan una evolución lenta y progresiva.
Se recomienda que los familiares observen a las personas mayores a los 65 años, y detecten cambios de humor, trastornos de memoria reciente, cambios en hábitos de sueño y periodos de ansiedad o depresión. En caso de observar alguno de estos síntomas, lo recomendable es llevar al familiar a un neurólogo.
En la actualidad, el objetivo del tratamiento médico es disminuir la comorbilidad, sobre todo aplicando medidas de prevención para otras patologías como enfermedades dentales, osteomusculares, cardiovasculares, entre otras. Es muy importante mantener activos a los pacientes, lo ideal es que cada persona tenga un plan de ejercicio, una dieta balanceada y tenga actividades de distracción y esparcimiento. Debido a la naturaleza de estas enfermedades es importante controlar los problemas de conducta, a través de medicamentos o de técnicas conductuales. También es importante que el cuidador regule su estrés, y en caso de ser necesario sea controlado.
En la mayoría de los casos, los cuidadores son familiares, cónyuges, hijos o nietos. Además de la carga emocional que implica atender a un ser querido que presenta cambios de humor y personalidad, el impacto financiero es considerable. Pero también existen estudios que demuestran que estas personas presentan tasas superiores de trastornos físicos y mentales. Es importante conocer a fondo la enfermedad y contar con especialistas que ayuden a manejar de forma adecuada la situación.
En el 2014, inicio el “Plan de Acción Alzheimer y otras Demencias”, promovido por la Secretaría de Salud a través del Instituto Nacional de Geriatría y la Federación Mexicana de Alzheimer, con la colaboración de los institutos nacionales de Neurología y Neurocirugía, Salud Pública, Psiquiatría y el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.
Fuente | Landsteiner Scientific
Imágenes | Vince Alongi | Number 10 | Neighborhood Nini | K. Kendall |
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