Si ya estás un poco saturado del pavo y de las proteínas “pesadas” como el cerdo, el lomo o la res, esta receta te va a caer como anillo al dedo. El pescado almendrado con mantequilla dorada y limón amarillo (lima) es ligero, elegante y absolutamente delicioso. Además, se prepara en minutos y es muy versátil, porque puedes usar el pescado que tengas a la mano.
La receta la vimos en el perfil de Instagram de Mesa Sana y nos encantó por completo. Es una opción diferente para la cena de Año Nuevo: sofisticada sin complicaciones, llena de sabor y muy nutritiva. Sobre todo después de todo lo que hemos comido desde que empezó diciembre —y no, no es queja—. De hecho, este platillo es perfecto para quienes quieren empezar el 2026 comiendo más ligero y consciente, sin sacrificar el gusto.
Las creadoras usaron lomo de totoaba o huachinango, pero si quieres economizar, la tilapia funciona perfecto y queda igual de rica con esta mantequilla almendrada.
Un tip importante: lo ideal es preparar este pescado al momento. Recalentarlo puede hacer que absorba demasiada mantequilla y limón, y ahí sí se pierde un poco la magia del sabor.
Precalienta el horno a 230 °C / 450 °F.
Para la mantequilla dorada, derrite la mantequilla en un sartén a fuego medio. Déjala espumar hasta que tome un color dorado; esto tarda unos cinco minutos. Ojo: si te pasas, se quema.
Retira del fuego y añade las almendras tostadas. Mezcla bien y agrega la ralladura y el jugo de limón. Sazona con sal y pimienta, prueba y ajusta si hace falta un poco más de limón. Reserva.
Acomoda el pescado o los filetes en una charola para hornear y sazona con sal y pimienta.
Corta una cucharada extra de mantequilla en pequeños cubos y colócalos sobre el pescado.
Hornea durante 6 a 7 minutos, o hasta que el pescado esté perfectamente cocido y suave.
Retira del horno, baña con la mantequilla almendrada y decora con perejil o cebollín picado.
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Este platillo es ideal para darle la bienvenida al 2026: elegante, lleno de sabor y, lo mejor de todo, sin sensación de pesadez después de cenar. Le das un respiro a tu estómago y te queda espacio para el postre. Por ejemplo, una pavlova navideña, porque claro que sí.
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