Desde hace algunos años estamos familiarizados con el yogurt griego, supuestamente una alternativa más saludable que incluye un mayor porcentaje de proteínas que el yogur tradicional. Es un poco más ácido y cremoso que el yogurt normal. Ahora parece que el yogur francés será la novedad en el departamento de lácteos, así que es importante que conozcas cuáles son sus características.
En cuanto al tipo de ingredientes la diferencia no es mucha, lo que cambia es su forma de elaboración. El método francés consiste en colocar los ingredientes (leche entera, azúcar, frutas y cultivos de yogur) en recipientes individuales, generalmente de cristal, y dejar que se cultiven ahí mismo. Se puede decir que es una forma más artesanal. En cambio, para hacer un lote de yogurt normal, se colocan los cultivos de ingredientes en recipientes grandes y una vez que está listo, se divide en recipientes individuales.
El resultado del método francés es un yogurt con una consistencia más firme y espesa que el yogurt griego, como si se tratará de un mousse o una gelatina. Eso sí, no es tan ácido y es más dulce que el yogurt griego. Debido a que se cultiva directamente en el vasito, se dice que contiene menos aditivos que otro tipo de variedades de yogurt.
El valor nutricional también es diferente. Su principal cualidad es que es alto en grasa y contiene mucha menos proteína que cualquier tipo de yogur griego, natural o con fruta. Las grandes compañías se adaptan a las tendencias en las dietas, hace unos años era imposible decir que un yogurt tenía grasa, al contrario, eran mucho mejor vistas las versiones “bajas en grasa”. ¿Realmente el yogurt francés puede reemplazar la popularidad del yogurt griego, e inclusive del yogurt normal? Sólo el tiempo lo sabrá.
Imagen | Thomas Bresson
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