El metate y el metlapilli, moliendo los sabores de México

El metate y el metlapilli, moliendo los sabores de México
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La tecnología se ha adentrado hasta la cocina, a tal grado, que muchos usos y costumbres se han ido perdiendo. Entre esos, utensilios como el metate y el metlapilli han sido sustituidos por los procesadores de alimentos, los molcajetes por licuadoras y las ollas de barro por cacerolas de acero inoxidable, por nombrar algunos.

El metate y el metlapilli son quizá, los que más han ido quedando en el olvido. El metate, es una piedra tallada de forma rectangular y el metlapilli o "mano de metate", también de piedra, fungen como un mortero para moler granos y otros ingredientes presionándolos entre ambas piezas.

En la antigüedad, y todavía en algunas regiones del país, el metate era el medio principal para obtener masa de maíz, salsas, moliendas de café, entre otros. Los encontramos fabricados principalmente de piedra volcánica o de barro cocido y regularmente en un tamaño de 50 x 30 centímetros.

Metate de piedra

La técnica para usar el metate, es ponerse en cuclillas frente a él y asir con las dos manos el metlapilli, el cual es más grueso en el centro que en los extremos, colocar los granos, semillas, chiles o especias, en la superficie plana y triturarlos con un movimiento descendente con el hijo del metate.

Si has tenido la oportunidad de probar un café o un mole, cuyos ingredientes han sido molidos con el metate y el metlapilli, estarás de acuerdo conmigo en que el sabor difiere del producido al hacerlo con la licuadora, pues los sabores son más puros, más intensos; además, en el metate, las cantidades pueden controlarse aún mejor y sin duda, la piedra o el barro, les dan un sabor característico inigualable.

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