Hace algunos meses les compartía un post que hablaba del veneno que contienen las semillas de las manzanas, pero no es el único ingrediente que puede ser venenoso si no sabemos cómo cocinarlo adecuadamente. Hoy les comparto un festín de ingredientes tóxicos, y ojo, no por eso dejan de ser considerados una delicia en otros países.
Una fruta no muy conocida en México es el ackee, nativa de África, e importada a varios países del Caribe, especialmente Jamaica, donde se ha convertido en un ingrediente típico de su cocina: ackee con bacalao. Se trata de una fruta con una apariencia similar a una pera, cuando está madura tiene un color rojo/naranja brillante, se abre naturalmente y puedes ver tres semillas negras grandes, rodeadas de una carne de color amarillo claro y esponjosa. ¿Suena rico no? El problema es cuando no sabes cómo consumirla.
Cuando la fruta no está madura, y está completamente cerrada, contiene dos toxinas: hipoglicina A e hipoglicina B. La hipoglicina A se encuentra en las semillas y en los arilos, mientras que la hipoglicina B sólo se encuentra en las semillas. Estos compuestos son muy tóxicos para el cuerpo humano, su ingesta provoca la enfermedad del vómito de Jamaica, o el síndrome hipoglucémico tóxico. Entre los efectos adversos están la pérdida del tono muscular, vómito, convulsiones, coma y hasta la muerte.
En Islandia, un platillo súper gourmet es la carne de tiburón podrida de Groenlandia, también conocida como Hákarl. Cuando los vikingos llegaron a la isla, el tiburón de Groenlandia era un producto abundante en las aguas heladas del Atlántico Norte, así que pronto se convirtió en el alimento básico de la isla. El problema con el tiburón de Groenlandia, es que la carne fresca contiene niveles elevados de amonio y ácido úrico, convirtiéndose en un producto tóxico para los humanos.
Los vikingos desarrollaron una técnica de conservación, que les sirvió para purificar la carne del tiburón, y tener comida durante todo el año. La carne se cura a través de un proceso de fermentación que implica decapitar al tiburón, enterrar la carne en un hoyo y cubrirla con piedras para que los líquidos peligrosos salgan. Después de 6-12 semanas, se desentierra, se corta en pedazos largos y se cuelga durante varios meses para que seque por completo. Lo curioso es que la mayoría de las personas que lo huelen, y lo prueban, por primera vez, dicen que tiene un aroma parecido a los productos de limpieza, debido a su alto contenido de amonio. Así que se trata de un gusto adquirido.
Otro ingrediente que no debes consumir, es la carne de oso polar, específicamente el hígado. Los pueblos nativos del Ártico consumen muchos guisos con carne de oso polar, pero siempre evitan el hígado ¿por qué? El hígado del oso polar, al igual que el de las focas del Ártico y los perros jala trineo, contiene niveles extremadamente altos de retinol, la forma de vitamina A que se encuentra en el reino animal. Un hígado humano sano contiene 575 unidades internacionales (UI) de vitamina A por gramo, mientras que el hígado de un oso polar contiene entre 24,000 y 35,000 UI por gramo. El nivel máximo tolerable de ingesta de vitamina A para un ser humano adulto sano es de 10.000 UI.
Así que al comer hígado de estos animales, los comensales sufren de hipervitaminosis A aguda, una condición que resulta del consumo excesivo de vitamina A durante un corto período de tiempo. Los síntomas incluyen somnolencia, letargo, irritabilidad, dolor de cabeza intenso, dolor de huesos, visión borrosa, vómitos, descamación de la piel, daño hepático, hemorragia, coma y la muerte. Un sólo hígado de oso polar contiene la misma cantidad de vitamina A que 79-115 huevos de gallina ¿te imaginas?
A pesar de que originalmente estos ingredientes son súper tóxicos para los humanos, de alguna u otra forma, a través de los tiempos nos la hemos ingeniado para obtener productos comestibles, que además se han convertido en platillos típicos. Excepto el hígado de oso polar, que mato a varios exploradores y hoy en día los nativos no lo utilizan para cocinar.
Imágenes | kaiton | Chris Wronski | Anita Ritenour |
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