¿Te ha pasado que estás comiendo y, de pronto, sientes un sabor metálico raro en la boca? No, no estás imaginando cosas. Y aunque muchas veces se ignora, lo cierto es que no es normal que los cubiertos dejen sabor a metal. Ese detalle que parece mínimo podría afectar tu salud más de lo que crees.
¿Por qué los cubiertos saben a metal?
La mayoría de los cubiertos están hechos de acero inoxidable, un material seguro y duradero. Sin embargo, cuando el acero es de mala calidad o ha sido mal tratado, puede liberar pequeñas cantidades de iones metálicos que alteran el sabor de los alimentos, especialmente si estos son ácidos, como el jitomate, el vinagre o los cítricos. Esa reacción química es la que provoca el desagradable sabor metálico.

Otra causa común es la calidad del cubierto. Existen versiones muy económicas que no usan acero inoxidable de grado alimenticio, y eso puede provocar que los materiales reaccionen más fácilmente con la comida o incluso con la saliva.
¿Puede afectar mi salud?
Sí. Aunque no se trata de una intoxicación inmediata, ingerir pequeñas partículas de metales como níquel o cromo con frecuencia puede tener efectos negativos a largo plazo, como irritación estomacal, alergias cutáneas o sensibilidad oral. Además, si el sabor metálico es constante y no proviene de los cubiertos, podría deberse a problemas bucales como deficiencia de zinc, vitamina B12, infecciones dentales o incluso efectos secundarios de medicamentos. En ese caso, lo mejor es consultar a un médico.

¿Cómo evitarlo?
Invierte en calidad. Adquiere cubiertos de acero inoxidable de grado alimenticio (304 o 18/10, por ejemplo). Suelen ser un poco más caros, pero duran años y no alteran el sabor de los alimentos.
Lávalos bien antes de usarlos. Si son nuevos, hiérvelos o lávalos con agua caliente y jabón para eliminar residuos industriales.
Evita el contacto prolongado con alimentos ácidos. Usa cubiertos de silicona o madera si vas a cocinar con ingredientes muy ácidos.
Revísalos periódicamente. Si se ven rayados, oxidados o cambian de color, es hora de decirles adiós.
No ignores ese sabor metálico: a veces, los pequeños detalles en la cocina pueden decir mucho sobre tu salud y bienestar.
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