El chilorio es uno de esos platillos que gritan tradición mexicana. Originario de Sinaloa, este guiso de carne de cerdo deshebrada con chile, ajo y especias ha conquistado mesas de todo el país por su sabor intenso y su versatilidad: lo mismo se disfruta en tacos, tortas o como relleno para burritos.
El chef Ricardo Muñoz Zurita, considerado uno de los grandes investigadores y principales representantes de la cocina mexicana, nos comparte su versión auténtica y casera del chilorio que mantiene la esencia sinaloense. El chef propone una versión para 6 personas, con carne suave y jugosa, acompañada de un adobo de chiles que concentra todo el sabor sinaloense. Es un guiso que toma cerca de hora y media, pero cada minuto invertido vale la pena.
¿Qué es el chilorio y por qué es tan famoso en Sinaloa?
El chilorio nació como una forma de conservación de la carne en el norte del país. Se cocinaba lentamente en manteca de cerdo con chile seco para darle más tiempo de vida y, al mismo tiempo, un sabor único. Con el tiempo, se convirtió en uno de los platillos más representativos de Sinaloa, tan popular que hoy se encuentra en todo México, incluso en presentaciones comerciales.

¿Cómo acompañar el chilorio?
Lo mejor del chilorio es que se adapta a cualquier antojo. Puedes servirlo con tortillas de harina estilo norteño, en tacos con aguacate y cebolla morada, o como relleno de unas gorditas recién hechas. También es perfecto para desayunos abundantes, acompañado de frijoles refritos y un café de olla.
- Primero, hierve la carne de cerdo en agua con sal hasta que quede muy suave, lo que puede tomar alrededor de una hora.
- Una vez lista, escúrrela y se deshebra finamente.
- Mientras tanto, limpia los chiles e hidrátalos en agua caliente, para luego licuarlos junto con el ajo, orégano, comino, vinagre y un poco del agua de remojo hasta obtener una salsa espesa y bien molida.
- En una cazuela amplia, derrite la manteca de cerdo y sofríe la carne deshebrada.
- Después, agrega la salsa y deja cocinar todo junto a fuego bajo durante 20 minutos, moviendo constantemente hasta que la carne absorba el adobo y quede bien impregnada. El resultado será un chilorio jugoso, aromático y con un color rojo intenso.
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