Cocinar pescado a la plancha puede parecer de lo más sencillo, pero lograr que quede perfectamente cocido, ni crudo ni reseco, es todo un arte. Karlos Arguiñano, el chef reconocido, ha compartido un consejo que puede salvarte de esos momentos incómodos donde terminas peleando con el horno por el punto de cocción perfecto.
Este truco es ideal para filetes o pescados como merluza, aunque aplicable a otros tipos de carne también. La ventaja es que no necesitas termómetro ni herramientas especiales. Solo un buen ojo y seguir un par de recomendaciones. Aplicar este truco hará que tu pescado quede jugoso, con buen sabor y textura, sin pasar de cocción, que es lo que lo seca o lo vuelve gomoso.
El truco de Karlos Arguiñano
El consejo clave de Arguiñano es observar una pequeña astilla o huesito central de la rodaja de pescado. Cuando esa parte se despega con facilidad, al tocar ligeramente con la espátula, significa que el calor llegó al centro y el pescado está cocido.
No hay que mover mucho el pescado mientras se cocina: una vez que lo colocas en la plancha, déjalo que se dore por un lado, dale la vuelta solo una vez, y espera a que ese huesito central se suelte. Ese es el momento exacto para retirarlo del fuego, lo que evita que se siga cocinando y se seque.

La guía práctica para hacer pescado a la plancha
Elige filetes o rodajas de pescado blanco de buen grosor, por ejemplo merluza. Sécalos con papel cocina y sazónalos al gusto.
Calienta una plancha o sartén antiadherente con un poco de aceite. No demasiado, solo para evitar que se pegue.
Coloca el pescado sobre fuego medio-alto. Déjalo sin moverlo hasta que veas que los bordes empiezan a dorarse y la parte superior cambia de color y dale la vuelta solo una vez.
Para comprobar que está listo, toca suavemente con una espátula o tenedor justo en el centro. Si ese huesito o línea central se despega fácilmente, ya está. Si aún está firme o parece como crudo, dale un poco más de tiempo, pero con cuidado.

El truco de Karlos Arguiñano para detectar ese huesito central es práctico, fácil y muy útil. Con solo ese gesto, y evitando darle muchas vueltas, tu pescado a la plancha estará perfectamente cocido, jugoso por dentro y dorado por fuera.
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