El arroz rojo es un platillo inseparable de las cocinas en México que nunca hace falta en las casas de mamá o de la abuela. Sin duda alguna, se trata de un platillo que acompaña a la perfección cualquier comida. Prepararlo no es en absoluto difícil, sin embargo, tiene sus secretos para que quede perfecto, esponjoso y que no se bata.
Si has intentado prepararlo pero en definitiva no te sale, te compartiremos aquí algunos secretos para que te quede tal y como el arroz rojo que hacía tu mamá o tu abuelita. El secreto esencial está en las proporciones: uno tiene la idea base de que por cada taza de arroz va una de agua, sin embargo aquí va algo distinto porque ya incorporamos líquidos en la salsa de jitomate.
Es importante que los arroces no utilicen muchos liquidos porque se pueden batir, así que tenemos que poner mucha atención. Un consejo que alguna vez me dieron es incluir directamente el agua en la salsa de jitomate que vamos a preparar y así le agregamos el 'extra' que necesitamos para complementar nuestra receta. ¡Manos a la obra!
Una vez que tengamos limpio el arroz, vamos a enfocarnos en la salsa: licuamos el jitomate, la cebolla, el ajo y el consomé de pollo con una taza de agua. Reservamos.
Calentamos en una olla el aceite a fuego lento. Agregamos el arroz y cocinamos por 5 minutos hasta que quede doradito.
Agregamos la salsa de jitomate que preparamos (que no se te olvide colarla), revolvemos y agregamos media taza de agua más. Agregamos las verduras y cubrimos con la tapa.
Cocina a fuego medio-bajo por 20 minutos.
Cuando pase el tiempo, apagamos el fuego y destapamos. Hay que dejar reposar el arroz unos cinco minutos antes de servir.
¡A disfrutar de este delicioso arroz rojo casero!
