Aunque se puede tomar todo el año, la sidra se vuelve protagonista en diciembre en muchas mesas mexicanas. Sin embargo, no todo lo que lleva esa etiqueta es realmente sidra. Elegir una buena opción no depende del precio ni de la marca, sino de entender cómo se elabora y qué características debe tener una sidra auténtica.
La sidra verdadera es el resultado de la fermentación natural del jugo de manzana, un proceso que puede llevar varios años y que, en su versión tradicional, incluso se guarda en barricas de madera. De acuerdo con productores y especialistas en sidra, muchas de las opciones económicas que se venden en supermercados no pasan por este proceso. En realidad, suelen estar hechas a base de concentrado de manzana, alcohol etílico añadido, gasificación artificial, colorantes y saborizantes, lo que las aleja bastante del producto original.
Cómo saber si una sidra es realmente sidra
Uno de los consejos más claros lo comparte una trabajadora de la sidrería El alma de Don Javier, en un video del canal de YouTube Mariano’s Jungle. Ella explica que una sidra auténtica debe generar espuma blanca al servirse. Si la espuma es de otro color o desaparece de inmediato, probablemente se trate de una bebida gasificada con aditivos y no de una fermentación natural.
Otro detalle importante es la manzana utilizada. Las sidras de mejor calidad suelen elaborarse con manzana Perón (verde), ya que es más jugosa y aporta una acidez equilibrada. Además, una sidra 100% natural debe estar hecha únicamente de manzana; si incluye otras frutas, técnicamente ya no es sidra, sino una bebida saborizada.
¿La sidra emborracha?
En su versión tradicional, no. La fermentación natural de la manzana da como resultado una bebida ligera, con un promedio de 3% de alcohol. Las sidras que “pegan” más suelen ser aquellas a las que se les añade alcohol de forma artificial.
¿Engorda la sidra?
No necesariamente. Durante el proceso de trasiego —cuando el líquido se cambia de una vasija a otra— se eliminan los sedimentos, de los cuales incluso se obtiene vinagre de manzana. Por eso, muchos productores aseguran que la sidra natural no es una bebida pesada e incluso hay quienes la consideran digestiva.
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Cómo disfrutarla y con qué maridar
La sidra se disfruta mejor bien fría. Es versátil a la hora de acompañar alimentos: va perfecto con pescados, carnes blancas, carnes frías, quesos e incluso una carne asada. También hay quienes la toman sola, como digestivo después de una comida abundante.
Un mito común: llamarla “el champán de los pobres”. Los propios productores consideran este término despectivo. La sidra no busca imitar nada; es una bebida con identidad propia, tradición y un sabor que, cuando es auténtico, no necesita comparaciones.
Y listo. Esta es una guía fácil para saber qué tipo de sidra tienes que comprar y degustar.
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Imágenes: Directo al Paladar/ Pexels y creadas por IA de Gemini
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