¿Cuando abres el refrigerador te llega un olor desagradable frecuentemente? Probablemente sean las tortillas y no la comida. Si notas esto en tus tortillas, no las comas porque podrían estar echadas a perder, sobre todo si no las almacenaste de la forma adecuada. Pon a prueba todos tus sentidos y mejor deséchalas ante la mejor sospecha de hongos.
Señales de que tus tortillas podrían estar echadas a perder
Si guardas las tortillas así como vienen de la tortillería (directo con el plástico o papel de estraza) lo más probable es que "suden", es decir, que se humedezcan y se echen a perder más rápido. Esta es una de las primeras señales que te podrían indicar un deterioro más rápido de tus tortillas.
Si al momento de despegar tus tortillas, notas que hacen un ruido más pegajoso de lo normal, podría ser que comiencen a estar babosas y ahí definitivamente no hay margen de error. Puede que sea una baba ligera o bastante abundante como para parecer pegamento.
Las manchas rosadas, verdes, negras y blancas son señal de presencia de hongos, y no, no es buena idea quitarle esa pequeña parte hongeada y comerte el resto, porque aunque no se vean, las esporas de los hongos ya están en toda la tortilla.
Textura aterciopelada, si esta se acompaña de manchas verdes, es una clara señal de moho. De preferencia, no lo toques y desechalas cuidadosamente.
Otra señal de la que pocos hablan es que las tortillas azules se ponen rosas cuando se están hechando a perder, esto también es provocado por la baba que comienza a segregarse entre las tortillas.
El olor agrio aplica para las tortillas de cualquier color. Nuestro olfato no miente, y cuando se trata de comida, es primordial que confíes en él cuando las cosas ya no huelen bien.

Así se guardan las tortillas en el refrigerador para que no se echen a perder
Para que no tengas que examinar tus tortillas constantemente en búsqueda de texturas, manchas y olores desagradables, es mucho mejor prevenirlo guardándolas de forma adecuada. Aquí te compartimos los tips que le funcionaron a nuestras abuelitas y a nosotros también.
Hay una serie de pasos que en esta cocina se han seguido generación tras generación para evitar el desperdicio de tortillas, porque una cosa es que se hagan duras y otra que se echen a perder, y para ambos casos, siempre funciona esta forma de almacenar tortillas.
Deja enfriar las tortillas antes de refrigerarlas. Deberán estar a temperatura ambiente porque lo importante es que pierdan calor y humedad. Si las metes calientes al refrigerador, podrían pegarse entre sí o descomponerse más rápido.
Apila tus tortillas en un trapo de cocina o servilleta para envolverlas. Esto ayuda a que puedan transpirar y respirar la humedad que pueda aparecer debido a la condensación que existe dentro del refrigerador.
Designa un tupper o contenedor lo suficientemente grande para colocar tus tortillas envueltas en el trapo ahí mismo. También puedes utilizar una bolsa de plástico o hermética, pero duran mejor conservadas en un recipiente hermético.
Por experiencia, la combinación del tupper o recipiente de cristal con el trapo de tela es la clave para lograr que tus tortillas no se echen a perder dentro del refrigerador y que tampoco se endurezcan.

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