¿Te ha pasado que al freír milanesas las orillas se ponen negras, duras e imposibles de comer mientras que el centro apenas se cocina? No te preocupes, tiene solución. Con algunos ajustes en la temperatura del aceite, el grosor de la carne y un poco de técnica, puedes lograr que queden doradas, crujientes y jugosas. Aquí te cuento cómo hacerlo paso a paso.
Control del fuego y el aceite
El error más común es usar un fuego demasiado alto. Esto hace que el empanizado se dore en segundos, pero la carne queda cruda. Lo ideal es cocinar a fuego medio-bajo, dejando que la fritura sea pareja y sin prisas.
Además, el aceite debe estar bien caliente, pero sin humear. Puedes probar con un pequeño trozo de pan o pan rallado: si burbujea, está listo. Si apenas hace ruido, falta temperatura; si se quema al instante, está demasiado caliente.
Por último, usa suficiente aceite para que las milanesas floten un poco. Así se fríen de manera uniforme y no absorben grasa de más.
Preparación de la milanesa
- Hazlas más delgadas:
Si son muy gruesas, el exterior se quemará antes de que el centro se cocine. Golpéalas suavemente con un martillo de cocina hasta lograr un grosor parejo.
- Empaniza y refrigera:
Una vez empanizadas, déjalas en el refrigerador por unos minutos. Esto compacta la capa de pan y evita que se despegue durante la fritura.
Durante la fritura
Dales la vuelta con cuidado:
Hazlo solo una vez, cuando estén bien doradas de un lado. Así el rebozado se mantiene intacto.
- Limpia la sartén entre tanda y tanda: Retira las migas que se desprenden, ya que si se quedan ahí, se queman y pasan ese sabor a las siguientes milanesas.
Con estos trucos, tendrás milanesas crujientes, doradas y sin una sola orilla quemada.
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