Suena a broma, pero pasa más de lo que creemos: típico que estás agotado, te acuestas en la cama y, ¡pum!, el sueño se escapa. A veces es el cuerpo que no logra apagarse, pero en muchos casos el problema está en algo más simple (y silencioso): la decoración del cuarto, especialmente la iluminación.
La buena noticia es que, con base en recomendaciones de estudios de diseño de interiores y descanso, puedes hacer pequeños ajustes que realmente ayudan a dormir mejor sin gastar miles de pesos.
Los colores sí importan (y mucho)
En México amamos el color, y eso está increíble. Incluso hay una tendencia reciente por “blanquearlo todo” —hasta las ofrendas de Día de Muertos—, lo que a veces nos hace perder un poco de identidad. Pero cuando hablamos de descanso, los colores influyen directamente en el estado de ánimo.
Para crear un ambiente relajado y acogedor en el dormitorio, apuesta por tonos blanco, beige, arena o grises suaves, ideales para bajar las revoluciones antes de dormir.
¿Quieres agregar color sin alterar la calma? Usa la regla 60-30-10: deja que los acentos (cojines, almohadas o la colcha) tengan un tono más vibrante y mantén el resto en una paleta cálida y neutra.
La luz fría no ayuda a tu descanso
Luz fría vs. luz cálida: aquí está el verdadero cambio
No son “solo focos”. La iluminación puede hacer que tu cuarto se sienta como un refugio o como una oficina.
La luz cálida, en tonos ámbar o amarillos suaves, es la ideal para dormitorios. Genera una sensación acogedora que invita a relajarte y descansar.
La luz fría, en cambio, tiene un tono azulado y se usa en oficinas, cocinas o espacios donde necesitas estar alerta. Justo lo contrario de lo que quieres antes de dormir.
Cambia a focos de luz cálida y notarás la diferencia desde la primera noche.
El ruido (y los distractores) no ayudan a dormir
Expertos en decoración y salud coinciden: el dormitorio debería ser un espacio libre de estímulos. Radios, televisiones y, sobre todo, el celular activan el cerebro y dificultan conciliar el sueño.
De acuerdo con información del Gobierno de México, la exposición prolongada a dispositivos móviles reduce la producción de melatonina —la hormona que regula el sueño— y eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que altera el ritmo circadiano y afecta el descanso.
En pocas palabras: menos pantallas, mejor sueño.
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La cama también cuenta (aunque no cambies el colchón)
Sabemos que un colchón nuevo es una inversión a largo plazo y que la cuesta de enero no siempre ayuda. La buena noticia es que hay alternativas accesibles: un cubre colchón puede mejorar la firmeza, la postura y la comodidad sin gastar de más.
Las sábanas y cobijas también influyen. Elige materiales naturales como algodón o lino, y en temporada de frío, franela. Tu cuerpo lo va a notar.
Y sobre la almohada: si ya está aplastada y sin forma, es momento de decirle adiós. Una almohada ergonómica puede marcar la diferencia entre despertar cansado o realmente descansado.
Estos cuatro consejos para mejorar el descanso no requieren grandes gastos; de hecho, probablemente ya tienes la mayoría al alcance de la mano. Si buscas un buen propósito de Año Nuevo, empieza por priorizar tu bienestar.
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