Muchas personas no pueden iniciar el día sin una taza de café. Para despertar, concentrarse o saborear, esta bebida es parte integral de la vida de millones. Si te identificas con lo anterior, también te habrá pasado que el café no siempre es tan rico como te gustaría: sucede que tu café pierde aroma o sabor demasiado rápido, quizás el problema no sea la marca... sino cómo lo estás guardando.
Es poco conocido, pero el café molido es mucho más delicado de lo que parece. Tiene una debilidad que puede alterar completamente su sabor: es capaz de absorber lo que lo rodea: humedad, olores, e incluso calor o luz. Esto se debe a una propiedad llamada higroscopicidad, lo que significa que se comporta como una esponja. ¿El resultado? Un café que antes era aromático y rico, de repente sabe amargo o literalmente no sabe a nada.
Estos son los peores enemigos para guardar tu café:
Los peores enemigos del café están en tu cocina, especialmente en tu forma de almacenarlo como señalan los expertos de Café Sabora.
Dentro del refrigerador o congelador (si ya está abierto): como absorbe la humedad y los olores de otros alimentos, estos son de los peores lugares para almacenarlo.
Junto al fregadero: esta es una de las zonas más humedad de la cocina, la constante exposición a la humedad altera las propiedades del café.
Encima de la estufa o al sol: un ambiente lleno de calor y luz aceleran la oxidación del café.
Cómo conservar el sabor del café molido
Lo recomendado es comprar café en paquetes pequeños que se ajusten a tu consumo, para no tener que almacenarlo por demasiado tiempo. Si compraste una cantidad mayor a lo que vas a preparar en pocos días —por ejemplo, un kilo—, existen varios consejos para almacenarlo.
Para mantener el café molido fresco por más tiempo, lo primero es pensar en dónde y cómo lo guardas. No necesitas nada sofisticado, solo seguir estas reglas básicas:
Elige un recipiente hermético: cierra bien y protege el contenido del aire y la humedad.
Que sea opaco: el vidrio oscuro o el acero inoxidable funcionan perfecto.
Guárdalo en un lugar fresco y seco: como una alacena cerrada, lejos de fuentes de calor o humedad.
Evita frascos transparentes: y si usas bolsas, asegúrate de cerrarlas bien con pinzas o clips herméticos.
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Artículo original publicado en Tudo Gostoso.
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