En la era de comprar en línea, cuando en segundos puedes gastar grandes cantidades de dinero, esta facilidad puede convertirse en todo un caos como para la familia en Lexington, Kentycky, que vivió un evento nada agradable protagonizado por un niño de 8 años con mucho antojo de dulces.
Holly LaFavers abrió la puerta de su casa, para su sorpresa encontró 22 cajas apiladas en la entrada: ¿un error?, no, un pedido real hecho por Liam, un pequeño de 8 años que ordenó 4,200 dólares en paletas Dum-Dums, equivalentes a unos 81,500 pesos mexicanos.
En un clic, un antojo infantil se convirtió en un gasto no programado para una familia. Y no hablamos de un gasto menor sino de una cantidad de dinero que podría pagar un viaje todo pagado a Cancún para cuatro personas.
¿Pudo devolverlos?
La respuesta inicial es no, aunque intentaron hacerlo se encontraron con un obstáculo muy grande: los productos alimenticios no se pueden devolver en Amazon. Aunque lograron recuperar parte del dinero, la mayoría del pedido quedó sin opción de reembolso.
Seguramente, después de hacer un gran coraje, la siguiente pregunta fue ¿qué hacer con cajas y cajas de dulces? Holly comenzó a ofrecerlos en redes sociales, lo que atrajo la atención de medios y usuarios, convirtiendo la historia en viral. Este alcance ayudó a que Amazon tomara cartas en el asunto y, como gesto de buena voluntad, reembolsó el dinero completo.
Con el problema resuelto, Holly decidió no sacar provecho del evento y mejor donó las paletas a escuelas, bancos, iglesias, clínicas y a los vecinos que se solidarizaron con su situación.
Un dulce aprendizaje
La historia tuvo un final afortunado. La empresa fabricante de las paletas, Spangler Candy Co, invitó a Liam y su madre a visitar su planta en Ohio. Y como parte de la lección, el niño renunció al uso de Amazon y puso en venta su colección de cartas Pokémon como acto reparador.
Aunque este caso terminó bien, no siempre sucede así. Esta experiencia es una muestra de uno de los riesgos del acceso no controlado de menores a plataformas digitales. Lo que comienza como un juego inocente puede tener resultados complicados con consecuencias económicas y de otro tipo.
De aquí la importancia de configurar controles parentales, supervisar el uso de dispositivos y enseñar desde pequeños la importancia de la responsabilidad digital.
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