Llorar al cortar una cebolla, el escurrimiento nasal al comer wasabi, toser con el humo de un cigarro, y otras sensaciones poco placenteras se deben a una proteína especial que se encuentra en las neuronas. Estas proteínas se conocen como receptoras TRPA1, y su función es proteger al cuerpo de cualquier daño. La idea es que al entrar en contacto con un artículo extraño, el cuerpo se incomode y lo deseche.
EL TRPA1 forma parte del sistema de dolor del cuerpo. Hace unos días, con la ayuda de la microscopía electrónica, investigadores de la Universidad de California San Francisco, lograron construir un modelo en 3D, de la estructura completa de TRPA1. Abriendo paso al futuro de las medicinas para el dolor.
El TRPA1 tiene forma de esfínter, y normalmente su estructura está súper cerrada. Pero cuando recibe las señales químicas correctas, se abre, dejando que ingresen iones de sodio y potasio en la célula. Esto genera una corriente eléctrica, y permite a la neurona enviar una señal al sistema nervioso central. Así es como tu cuerpo sabe que algo “peligroso” entro en tu cuerpo. La TRPA1 puede generar un amplio rango de sensaciones, como llorar o moquear, cuando es activado por moléculas irritantes.
El TRPA1 es bastante versátil, además de recoger señales de alimentos, también recibe información de componentes provenientes de la quema de vegetación, del escape de un coche, y hasta de señales inflamatorias creadas dentro del cuerpo. Se cree que desempeña un papel en la comezón que proviene de la hiedra venenosa.
Debido a que el TRPA1 también participa en el dolor inflamatorio, este descubrimiento podría conducir a medicamentos que funcionen como inhibidores de la estructura para tratar el dolor y la inflamación. Y con esto evitar varios efectos secundarios.
Vía | Wired
Imágenes | Lali Masriera | John |
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