Hace unas semanas les compartí lo que pasa en tu cuerpo después de beber una lata de Coca Cola, y ahora cambiamos a un platillo sólido pero también considerado comida chatarra: una hamburguesa Big Mac. Sé que esta imagen, creada por Fast Food Menu Price, empezara a circular por las redes sociales, así que vale la pena explicar más a fondo lo que trata de explicar.
Para muchas personas, consumir una hamburguesa es una opción rápida y práctica, especialmente en aquellos días en los que no se tiene mucho tiempo, o en los que se nos pasó la hora de la comida. Así que es normal que después de un período de no consumir alimentos, nuestro cuerpo prefiera una comida rica en calorías. Una Big Mac, con queso y salsa, contiene alrededor de 540 calorías.
En los primeros diez minutos después de darle la primera mordida a nuestra Big Mac, los niveles de azúcar en la sangre se elevan bastante. Cuando consumimos comida chatarra, el sistema de recompensa se nuestro cerebro se activa, dándonos un sentimiento de bienestar. Este proceso de liberación de neurotransmisores, como la dopamina, funciona de forma muy similar al consumo de drogas, y ocasiona patrones de alimentación compulsiva.
Una Big Mac contiene una buena cantidad de jarabe de maíz de alta fructuosa, un ingrediente bastante adictivo que ocasiona que tu cuerpo busque consumir más. Después de 20 minutos, lo lógico sería que tu cuerpo mandara la señal de saciedad, pero en este caso, tu cuerpo pide que sigas consumiendo carbohidratos. Una Big Mac contiene 970 miligramos de sodio, así que después de 30 minutos, es muy probable que tu cuerpo empiece a deshidratarse. El problema es que muchas veces nuestro cuerpo confunde deshidratación con hambre, ocasionando un círculo vicioso en el que buscas comida alta en azúcares y/o sodio.
Al igual que mucha otra comida chatarra, si quieres disfrutar de un Big Mac, trata de que sea de forma ocasional y no forme parte de tu rutina diaria.
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