Seguramente recuerdes tus días en el colegio o la universidad, cuando a alguien se le ocurría rasgar el pizarrón con las uñas. Estoy segura que la gran mayoría de los presentes se retorcía en sus lugares. Y no es de extrañar, ya que es un sonido que molesta a la gran mayoría de las personas, y hasta causa escalofríos. Por esa razón, científicos de todo el mundo han investigado por qué algo tan simple causa una reacción tan visceral.
Resulta que el sonido de las uñas en el pizarrón tiene la misma frecuencia que el llanto de un bebé o un grito humano, lo que sugiere que estos sonidos están vinculados con la supervivencia. Por ejemplo, las personas en sintonía con estas frecuencias pueden rescatar a un bebé llorando, lo que podría ayudar a la supervivencia del bebé.
En un estudio se les pidió a los participantes que clasificaran su incomodidad a diferentes ruidos desagradables, como un tenedor contra un plato o dos uniceles rozando entre ellos. Los resultados mostraron que los dos sonidos considerados como los más desagradables son las uñas rasgando un pizarrón y un gis contra la pizarra.
A continuación los investigadores crearon variantes de estos dos sonidos modificando ciertos rangos de frecuencia y/o eliminando las partes armónicas. Le dijeron a la mitad de los participantes la verdadera fuente de los sonidos, y a la otra mitad que los sonidos provenían de piezas de música contemporánea. Por último, reprodujeron los nuevos sonidos para los participantes, mientras realizaron mediciones de estrés, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la conductividad eléctrica de la piel.
Encontraron que los sonidos ofensivos cambian significativamente la conductividad de la piel, demostrando que realmente causan una reacción de estrés físico medible. Los participantes calificaron los sonidos como más agradables si pensaban que provenían de una composición musical. Aunque esto no engañó a sus cuerpos, ya que los participantes en ambos grupos expresaron los mismos cambios en la conductividad de la piel. Posiblemente los rasguños en el pizarrón no molestan tanto a la gente si no saben con anterioridad que el sonido es increíblemente molesto.
Las frecuencias más dolorosas no son las más altas o las más bajas, sino las que se encuentran entre los 2,000 y 4,000 Hertz. Algunos científicos creen que la forma de nuestros conductos auditivos, así como nuestras propias percepciones, son los culpables de nuestra irritación hacia los sonidos estridentes. Es posible que la forma del conducto auditivo humano evoluciono para amplificar aquellas frecuencias que son importantes para la comunicación y la supervivencia.
En otro estudio se observó lo que sucede en el cerebro cuando la gente escucha sonidos chillones. El sonido del pizarrón con la uña activa la comunicación entre una región del cerebro involucrada en la audición y otra región del cerebro involucrada en las emociones. Participaron 13 personas, quienes escucharon 74 sonidos, entre ellos rasguños en el pizarrón y herramientas eléctricas, y los clasificaron de acuerdo a su agrado. Los investigadores utilizaron la resonancia magnética funcional para examinar cómo los cerebros de los participantes respondían a los sonidos.
Cuando los participantes escucharon un sonido desagradable, observaron una interacción entre la corteza auditiva, que procesa el sonido, y la amígdala, que procesa las emociones negativas. Cuanto más feo sea el sonido, mayor es la actividad entre estas dos regiones del cerebro. En este estudio, los sonidos más desagradables incluían un cuchillo en una botella, un tenedor en un plato y un gis en un pizarrón. Los sonidos más bonitos incluían agua corriendo, un trueno y un bebé riendo.
Imágenes | Quinn Dombrowski | m01229 | Emma Craig |
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