Seguramente has escuchado a alguna mujer quejarse que durante el embarazo se le olvidan más las cosas y que no piensa igual que antes. Y parece que es posible que eso sea cierto. Según un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, por científicos españoles y holandeses, el embarazo crea alteraciones cerebrales que pueden durar hasta dos años.
Al parecer, el embarazo cambia el tamaño y la estructura de las partes del cerebro que se encargan de percibir los sentimientos y de considerar cómo otras personas perciben las cosas. En un artículo del NY Times, Paul Thompson, seudocientífico de la Universidad del Sur de California, explica que estos cambios podrían significar tres cosas. Lo primero es pensar que perder materia gris no es algo bueno, en un futuro pueden existir consecuencias negativas.
Otra teoría es que los cambios podrían ser sólo un reflejo del estrés relacionado con el embarazo, la dieta, la falta de sueño, entre otros. La tercera posibilidad es que la pérdida es como el cerebro se prepara para lidiar con el futuro. Los aumentos hormonales en el embarazo podrían causar adaptaciones celulares para que ciertas áreas del cerebro sean más eficientes en las habilidades necesarias para la maternidad, como cuidar, vigilar y enseñar.
Durante cinco años, los investigadores analizaron imágenes cerebrales de 25 mujeres tomadas antes de concebir, y sólo unos meses después de haber dado a luz por primera vez. La mayoría de las participantes fueron reclutadas en una clínica de fertilidad, incluyendo a 16 que concibieron después de tratamientos de fertilidad. El equipo también comparó escaneos de 20 mujeres que nunca habían estado embarazadas.
Los investigadores del estudio aseguran que, aunque todavía falta más investigación, la pérdida de volumen de materia gris no necesariamente representa algo malo. Podría ser parte de un proceso beneficioso de maduración o especialización. Podría ayudar a que el cerebro de la nueva madre se especialice en ser madre, reconociendo las necesidades de su bebé, las amenazas sociales o promover el vínculo madre-hijo.
Se encontró que solamente las mujeres embarazadas presentaban una reducción de materia gris en el área de cognición social de la corteza cerebral. De hecho, los cambios fueron tan evidentes que con sólo ver las imágenes se podía saber si la mujer había estado embarazada. Al comparar los escaneos de las mujeres que recibieron tratamientos de fertilidad, con los de nueve mujeres embarazadas que no los recibieron, los científicos encontraron que los tratamientos de fertilidad ocasionaban los mismos cambios cerebrales. Tampoco afecto el sexo del bebé.
Sin embargo, los investigadores todavía no saben exactamente qué es lo que se reduce: neuronas, otras células cerebrales, sinapsis o partes del sistema circulatorio. También se evaluaron las habilidades cognitivas de las mujeres, antes y después del embarazo, y se encontró que no existió pérdida de memoria, disminución en las habilidades verbales o en la memoria de trabajo.
Además también escanearon el cerebro de 17 hombres que no eran padres, y de 19 padres primerizos, antes y después de los embarazos de sus parejas. Los dos grupos masculinos no mostraron diferencias ni cambios en el volumen cerebral.
La mayoría de los cambios cerebrales permanecieron durante al menos dos años, hasta que los bebés se convertían en niños pequeños. La única área que recupero su volumen en este tiempo fue una región ubicada en el hipocampo, importante en la memoria. Los científicos también encontraron que las madres que perdieron más materia gris, tendían a estar más emocionalmente unidas a su bebé. Esto podría ser una forma en la que el cuerpo se ajusta para mejorar el instinto maternal.
Imágenes | Tatiana Vdb | Alick Sung | Vanessa Porter |
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