Seguro que más de una vez te has enfrentado a una pechuga de pollo y su capacidad para quedar más seca que una chancla cuando se cocina. Aunque es una proteína medianamente accesible y que le suele gustar a todo el mundo, cocinarla para que quede sabrosa y súper jugosa tiene sus trucos.
Mi abuela, quien era una gran cocinera, me compartió la receta para preparar pechugas de pollo jugosas, que quedan doraditas por fuera y húmedas por dentro.
Truco para que la pechuga de pollo quede jugosa
Se conoce como salmuera y es el método infalible para que cortes de proteína secos queden más jugosos y ricos. Consiste en sumergir la carne en una solución de agua con sal (3% a 8%) durante algún tiempo que puede variar desde minutos hasta días.
Este proceso permite que la carne absorba agua, manteniéndola jugosa y más tierna al cocinarla. La sal rompe las proteínas de la carne, lo que mejora su textura y capacidad para retener agua y aromas.
. Llena un recipiente con agua tibia y disuelve la sal. Sumerge las pechugas de pollo completamente y deja reposar en el refrigerador por al menos 30 minutos (máximo 2 horas).
Precalienta el horno a 200 °C. Engrasa una charola o refractario con aceite de oliva.
Saca las pechugas de la salmuera y sécalas ligeramente. Úntalas con un poco de aceite y masajea con el jugo de limón, mostaza y especias.
Hornea durante 25 a 30 minutos, volteándolas a la mitad del tiempo, hasta que estén bien doradas por fuera y tiernas por dentro.
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