Durante los nueve meses que dura la gestación, las mujeres sufren varios cambios severos, ya sea físicos o emocionales, para poder dar a luz a un bebé. No solamente es aumentar de peso, existen cambios en casi todos los aparatos y sistemas.
Lo más obvio son los cambios en el abdomen. Durante el segundo trimestre el abdomen empieza a expandirse, y al final del semestre la parte superior del útero estará cerca de la caja torácica. Es posible que las mujeres embarazadas experimenten dolor abdominal, de un lado o del otro, a medida que la pared abdominal y los ligamentos que soportan al útero, se estiran.
Entre los cambios en el sistema respiratorio está el aumento en el número de respiraciones por minuto, esta para compensar la mayor necesidad oxígeno, necesario para el útero, la placenta y el feto. Por eso es común que las mujeres embarazadas sientan que no pueden respirar.
El sistema cardiovascular es otro de los que sufre grandes ajustes. El aumento de la frecuencia respiratoria significa un aumento en el gasto cardíaco, el volumen de sangre y la frecuencia cardíaca en reposo. Crecen muchos vasos sanguíneos, y el útero genero presión sobre las grandes venas, lo que ocasiona que la sangre regrese al corazón a menor velocidad. En el segundo trimestre de un embarazo, es común observar presión sanguínea baja.
Conforme el útero aumenta de tamaño, se levanta y sale de la cavidad pélvica, desplazando al estómago, a los intestinos y otros órganos cercanos. Además la progesterona ocasiona que el esfínter esofágico inferior se relaje. Todo esto en conjunto ocasiona una menor motilidad gástrica, lo que lleva al estreñimiento, un incremento del reflujo y de las agruras.
Debido al aumento de las hormonas estrógeno y progesterona, los pechos aumentan de tamaño y se vuelven más suaves. Conforme se acerca la fecha de dar a luz, los cambios hormonales hacen que los pechos aumenten todavía más de tamaño para prepararlos para la lactancia. Durante las primeras semanas del embarazo, existe un incremento en la temperatura corporal, la cual regresa a niveles normales en la semana 16 de gestación.
También existe una realineación de la curvatura de la columna vertebral para mantener el equilibrio, lo que produce un cambio en la postura con una lordosis lumbar exagerada. Además existe un aumento de la laxitud de los ligamentos, causado por el incremento en los niveles de relaxina, contribuyendo al dolor de espalda y a la disfunción sínfisis púbica. Los ligamentos que sostienen a los huesos de la pelvis, se aflojan de forma gradual, para prepararse al momento del parto.
El útero en crecimiento pone presión en la vejiga, uretra y en los músculos del piso pélvico, lo que ocasiona problemas temporales del control de la vejiga, como micción frecuente o fugas de orina al estornudar, toser o reír. Además los riñones deben de trabajar más para excretar los productos de desecho de la madre, y del feto.
Durante el embarazo, la placenta funciona como una glándula endocrina temporal. Alrededor de la doceava semana de embarazo, la placenta empieza a producir grandes cantidades de estrógeno y progesterona, indispensables para mantener el crecimiento del útero, ayudar a controlar la actividad uterina, y es responsable de muchos cambios en el cuerpo.
La glándula paratiroidea aumenta su tamaño ligeramente para alcanzar los mayores requerimientos de calcio. Las mujeres embarazadas pueden sentir más calor, o los famosos bochornos, causados por niveles hormonales más altos y una mayor tasa metabólica basal. Cerca del final del embarazo, la pituitaria posterior empieza a secretar oxitocina que servirá para iniciar el parto. Durante el parto, la pituitaria anterior empieza a secretar prolactina para estimular la producción de leche.
Imágenes | Carol Lara | Jerry Lai | Visual.ly | Esparta Palma |
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