Las barbillas es algo en lo que muchas veces no nos detenemos a pensar, hasta que nos sale algún grano molesto o vemos a una persona que casi no tiene barbilla o, por el contrario, tiene una barbilla prominente estilo Johnny Bravo. El otro día me encontré con un artículo que explica porque tenemos barbillas.
Los investigadores se han preguntado cual es el propósito adaptativo de las barbillas. Existen varias teorías, siendo la selección sexual la respuesta más obvia, al final de cuentas una barbilla atractiva incrementa la posibilidad de encontrar pareja. Pero una característica física necesita una función antes de que pueda aparecer y de que se le asigne un valor estético.
La otra teoría tiene que ver con el proceso de masticación. La fuerza de masticación podría aumentar la masa ósea de la misma forma que el ejercicio aumenta la masa muscular, y el aumento en la masa ósea producir la barbilla. Parecía una teoría razonable, al final de cuentas la mandíbula genera fuerzas enormes al momento de morder y masticar, 32 kilogramos por 6.5 centímetros cuadrados en los molares. Las personas que rechinan los dientes mientras duermen, pueden aumentar esta fuerza hasta 10 veces.
Sin embargo esta teoría deja de ser cierta para los Neandertales y otros primates, que no tienen barbillas prominentes, y en muchos casos la fuerza de masticación es mucho más fuerte que la de los humanos. Así que el doctor Nathan Holton, especialida en estructura cranofacial, se juntó con el antropólogo Robert Franciscus para solucionar este enigma.
Según ellos, la cara retrocedió respecto a la barbilla, cuando nuestros antepasados se convirtieron en humanos modernos. La razón tiene que ver con el comportamiento violento masculino. Cuando los humanos se establecieron en sociedades, los hombres tuvieron que dejar de ser menos competitivos, más tolerantes y más cooperativos, dando ventaja a aquellos con niveles más bajos de testosterona. Menores niveles de testosterona suavizan y reducen la estructura craneofacial.
Imágenes | Jeff Egnaczyk | Tambako The Jaguar |
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