Seguramente has escuchado que ciertos alimentos pueden causar sueños extraños o pesadillas. Sin embargo al día de hoy los neurocientíficos no tienen una respuesta para afirmar o negar que la comida picante o los quesos causen sueños extraños. La verdad es que no existen muchos estudios relacionados con la dieta y los sueños, algo raro ya que se trata de experiencias universales. La gran mayoría de los datos con los que contamos se basan en anécdotas y mitos.
En el 2015, en la revista Frontiers in Psychology, se publicó uno de los pocos estudios que existen sobre este tema. Se les pregunto a 382 estudiantes universitarios si habían notado que ciertos alimentos o snacks nocturnos ocasionaban sueños extraños. Menos del 18 por ciento dijo que sí, siendo los principales culpables los productos lácteos y los alimentos picantes. Los participantes fueron más propensos a culpar a los alimentos picantes de producir sueños perturbadores, y a los alimentos azucarados de crear sueños extremadamente extraños.
Sin embargo, los investigadores creen que los resultados no demuestran necesariamente que esos alimentos realmente causen ese tipo de sueños, sólo que los encuestados creen que sí. Los investigadores lo denominaron la "hipótesis del folclore", que es la idea de que una persona percibe que ciertos alimentos afectan sus sueños por las creencias que se han transmitido por generaciones, grupos o por cultura popular. En otras palabras, los seres humanos somos altamente sugestionables.
Otra posibilidad que los autores plantean es que las pesadillas se crean en los intestinos y no en el cerebro, y que este tipo de alimentos influyen indirectamente en los sueños de los participantes al interactuar con sus cuerpos. Para llegar a esta suposición se basan en investigaciones anteriores que han demostrado que la interrupción del sueño es un síntoma común del malestar gastrointestinal. Si tu ciclo del sueño esta distorsionado, es más probable que no sueñes de forma normal.
Si tu estómago tiene un malestar, es posible que te levantes continuamente, ocasionando escenarios de sueño fuera de lo común. Y como sólo recordamos los sueños cuando despertamos de ellos directamente, si nos despertamos varias veces durante la noche es posible que nos acordemos de más. Eso no quiere decir que los alimentos que son más fáciles de digerir están libres de culpa.
Cualquier alimento puede desempeñar un papel en el sueño. Se cree que no necesariamente el alimento es el causante, sino el acto de comer por sí mismo. La temperatura interna aumenta conforme el cuerpo metaboliza los alimentos; una temperatura más alta, a su vez, conduce a una mayor actividad durante el sueño REM, el estado del ciclo del sueño en el que ocurren la mayoría de los sueños. Por eso muchas personas tienen pesadillas cuando tienen fiebre. Si una persona come unas pocas horas antes de acostarse, es posible que todavía este digiriendo cuando llegue al ciclo REM.
También es posible que la comida juegue con la mente. Al final de cuentas un alimento es un grupo de moléculas que está entrando al cuerpo. Y aunque la mayoría de las sustancias no pueden cruzar la barrera hematoencefálica, hay algunas que sí pueden. Algunos compuestos de ciertas especias, al consumirse en grandes cantidades causan efectos psicoactivos. Por ejemplo, la nuez moscada es químicamente parecida al éxtasis. Es posible que una combinación de estos compuestos desencadene una actividad extraña en el subconsciente mientras dormimos.
Sin duda, la relación entre los alimentos y los sueños es un tema con un montón de áreas de oportunidad.
Imágenes | Kayla Kandzorra | Javier González | Simone Bosotti |
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