Si bien la mayoría de los adultos pueden comer miel sin problemas, es una historia diferente cuando se trata de dar miel a los bebés menores de un año ya que contiene una bacteria conocida como bacteria C. botulinum, que puede producir una toxina en el intestino grueso del bebé, lo que lleva a una enfermedad rara pero grave conocida como botulismo infantil.
La bacteria C. botulinum puede producir una de las sustancias más letales del mundo. Vive en muchos lugares incluyendo el suelo, el polen, el polvo y desde luego en la miel.
A medida que la bacteria C. botulinum crece, produce una toxina llamada botulinum, que se utiliza cuando te inyectan el famoso botox, pero éste tiene una dosis extremadamente baja en comparación con los alimentos infectados. En grandes cantidades, la toxina atacaría a tu sistema nervioso causando la enfermedad conocida como botulismo, lo que puede llevar a la parálisis e incluso a la muerte.
¿Cómo llega esta bacetria a la miel?
Dado que C. botulinum es tan común en nuestro entorno, los investigadores creen que las abejas lo recogen en su camino hacia la colmena, donde producen miel.
Un estudio encontró bacterias C. botulinum en aproximadamente el 8% de sus muestras de miel. Pero antes de vaciar la despensa se debe de considerar esto: Normalmente cuando nos encontramos con C. botulinum, como en la miel, está inactivo y en este estado, no puede producir la toxina. Incluso si lo comes a menos que tengas menos de 1 año.
¿Qué ocurre con los bebés si consumen miel antes del año?
Cuando C. botulinum entra en el intestino grueso de un bebé, cobra vida. Porque, a diferencia de los niños y los adultos, los bebés menores de un año no han estado comiendo alimentos sólidos de verdad.
Si los bebés tienen alrededor de 4 a 6 meses de edad, dejan de tomar leche humana y comienzan a comer otros alimentos que nunca antes habían comido. Como resultado, sus microbios intestinales cambian muy abruptamente. Y es durante este período de transición en el intestino del bebé, que las bacterias letales C. botulinum son libres de crecer y producir la toxina.
En el momento en el que la toxina entra en el torrente sanguíneo del bebé, bloquea la capacidad de los nervios motores para liberar acetilcolina, un mensajero químico que envía señales nerviosas a los músculos. Como resultado, el bebé comienza a perder el control de los músculos y parece cansado y flojo. A medida que entra más toxina en el torrente sanguíneo, los músculos que controlan la deglución y la respiración dejan de funcionar.
Atención a estos síntomas
Es importante que si su bebé muestra signos de debilidad, lo lleves a un médico para que los evalúen de inmediato. En algunos casos, los médicos pueden administrar una antitoxina eficaz. Pero los bebés pueden tardar semanas o un mes en recuperarse. La FDA recomienda esperar hasta el primer cumpleaños de su bebé para alimentarles con miel o cualquier producto que esté lleno o sumergido en miel.
