El arroz blanco es una de las guarniciones más versátiles en la cocina, pero también uno de los más complicados de dominar. Muchas veces queda batido, duro o sin sabor. Para evitarlo, te compartimos una guía práctica con técnicas sencillas para lograr un arroz blanco con mantequilla perfectamente suelto y lleno de sabor.
Recomendaciones previas
Antes de comenzar, toma en cuenta estos consejos básicos:
Enjuagar el arroz: elimina el exceso de almidón y evita que los granos se peguen.
Usar la proporción correcta de líquido: lo ideal es el doble de agua o caldo por cada taza de arroz.
No destapar la olla durante la cocción: hacerlo libera vapor y afecta la textura final.
Reposo final: es importante dejar que el arroz repose unos minutos para que los granos terminen de hidratarse.
Ingredientes
- 1 taza de arroz blanco de grano largo
- 2 tazas de agua o caldo de pollo
- ¼ de cucharadita de sal
- 2 cucharadas de mantequilla sin sal
- Pimienta negra molida al gusto
Cómo hacer arroz blanco con mantequil
- Tiempo total
Preparación paso a paso
Lavar el arroz: coloca el arroz en un colador y enjuágalo bajo el chorro de agua fría hasta que el agua salga transparente. Déjalo escurrir 10 a 15 minutos.
Sofreír el arroz: en una cacerola mediana, calienta un poco de aceite y agrega el arroz. Cocina a fuego medio, moviendo de vez en cuando, hasta que adquiera un tono ligeramente dorado.
Agregar líquido y mantequilla: incorpora las dos tazas de agua o caldo, la sal y la mantequilla. Mezcla suavemente para integrar.
Cocer a fuego bajo: cuando comience a hervir, reduce el fuego al mínimo y tapa la olla. Cocina entre 25 y 30 minutos, sin destapar, hasta que el líquido se absorba.
Reposar y esponjar: apaga el fuego, deja reposar el arroz tapado durante 5 minutos y, finalmente, esponja los granos con un tenedor.
Variaciones y consejos adicionales
- Sustituye la mantequilla por aceite de oliva si prefieres un sabor más ligero.
Añade verduras picadas como zanahoria, chícharos o calabacita durante la cocción para hacerlo más nutritivo.
Puedes darle un perfil aromático agregando hierbas frescas como perejil o cilantro al final.
Con esta técnica, tu arroz blanco con mantequilla quedará en su punto: suelto, aromático y perfecto para acompañar guisos o comerlo solo.
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