El error más común que cometes que amarga tu salsa de tomate. Y no, no se arregla con azúcar

Ten cuidado con este error. Foto: Pexels

Cristina Díaz

Editora en Jefe

Si alguna vez preparaste salsa de jitomate y terminó con un sabor amargo, quizá el problema no esté en el jitomate ni en la falta de azúcar.

Una buena salsa casera se distingue por su equilibrio entre dulzor natural, acidez fresca y ese aroma irresistible de las verduras bien cocinadas, todo con una textura suave. Cuando el resultado no es el esperado, solemos culpar a lo “ácido” del jitomate, algo que se puede ajustar fácilmente sin necesidad de azúcar. Pero si lo que predomina es un amargor desagradable, la causa podría ser otra.

En la receta clásica de salsa de jitomate no solo interviene el propio jitomate; también hay otras verduras que influyen mucho en el sabor final. Un ejemplo claro es la cebolla: sabemos que hay que dejarla sofreír con paciencia, a fuego bajo, hasta que esté suave, dulce y ligeramente transparente, sin que se dore demasiado. Pero a su fiel compañero, el ajo, a veces no le damos la misma atención y ahí está el problema.

El ajo se quema rápidamente. Foto: Pexels

El ajo se quema con mucha facilidad, y cuando eso pasa, su sabor amargo se apodera de toda la preparación. No hace falta que se ponga negro para arruinar el platillo; a veces, con un ligero exceso de calor ya es suficiente.

Para evitarlo, lo ideal es añadir el ajo (ya sea picado o en láminas) cuando la cebolla ya esté suave y haya tomado algo de color, o agregarlo desde el principio pero manteniendo el fuego muy bajo y vigilando constantemente la olla. Si lo machacas o lo rallas, cuidado: así se quema todavía más rápido. Un truco es incorporarlo justo antes de añadir los jitomates, removiendo bien y manteniendo el fuego suave.

Si sospechas que el ajo se te pasó de cocción y adquirió ese sabor amargo, lo mejor es empezar de nuevo. Aunque retires los trozos quemados, el sabor puede haberse impregnado en todo el sofrito, y no hay azúcar ni truco que lo salve.

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Si sospechas que el ajo se te pasó de cocción y adquirió ese sabor amargo, lo mejor es empezar de nuevo. Foto: Pexels

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