Qué bien cae Belinda, la verdad. Recientemente, la cantante y actriz fue entrevistada en un podcast de la revista Billboard Latin, donde le preguntaron qué postre sería si pudiera elegir. Su respuesta fue clara, francesa y deliciosa: "Crème brûlée".
Y como amamos su elección (y la forma en que lo explicó), aquí te contamos un poco sobre este postre clásico, por qué Belinda se siente identificada con él y, por supuesto, cómo prepararlo en casa para sacar tu lado más icónico y elegante.
“¡Uff! Yo sería un crème brûlée porque tiene una textura arriba, pero cuando metes la cucharita hay otros sabores y una mezcla entre el azúcar y la natilla. Me gustaría mucho ser crème brûlée”, dijo la artista.
¿Qué es el crème brûlée y de dónde viene?
Este postre de nombre sofisticado —que literalmente significa “crema quemada”— es uno de los más representativos de la gastronomía francesa, aunque su origen sigue siendo tema de debate entre franceses, ingleses y españoles.
Los franceses lo popularizaron en el siglo XVII, pero los ingleses tienen su propia versión, llamada burnt cream, y los españoles, la famosa crema catalana, que es muy similar. Lo que los diferencia principalmente es el tipo de leche, los aromas y la técnica.
El crème brûlée se caracteriza por su textura suave, parecida a una natilla o flan, y una capa superior de azúcar caramelizada que se rompe con una cucharita, como lo describió Belinda. Es un equilibrio perfecto entre lo cremoso y lo crujiente.
Ingredientes
- 500 mililitros de crema para batir
- 5 yemas de huevo
- 1/2 taza de azúcar (más extra para caramelizar)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
Cómo hacer crème brûlée (y quedar tan icónica como Belinda)
- Tiempo total
Preparación:
Precalienta el horno a 160 °C.
Calienta la crema en una olla a fuego medio hasta que esté a punto de hervir. Retira del fuego.
En un bowl, bate las yemas con el azúcar hasta que se vean cremosas. Agrega la vainilla.
Poco a poco, vierte la crema caliente sobre las yemas, batiendo constantemente para evitar que se cocinen.
Cuela la mezcla y viértela en moldes individuales resistentes al horno.
Coloca los moldes en una bandeja con agua caliente (baño María) y hornea por 35–40 minutos, o hasta que cuajen.
Deja enfriar y refrigera al menos 2 horas.
Antes de servir, espolvorea azúcar encima y quémala con un soplete de cocina hasta formar una capa dorada y crujiente.
Con esta receta, ya puedes entender por qué Belinda se siente como un crème brûlée: clásica por fuera, pero llena de sorpresas por dentro.
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