“Gentrificación”, una palabra que está tan de moda como la CDMX, su comida, sus colonias y su estilo de vida. Pero, ¿qué pasa cuando esa moda se convierte en un golpe de realidad y te toca vivirla de primera mano? Esta es la historia de cómo un simple menú en inglés cambió la forma en la que me relaciono con mi propia ciudad.
Todos sabemos que la Roma y la Condesa se han convertido en el epicentro de lo “cool”: restaurantes nuevos, cafés instagrameables, postres virales. Basta abrir TikTok para ver reseñas, filas larguísimas para probar tacos, y gente tomando cientos de fotos para compartir la experiencia. Todo por el famoso FOMO (fear of missing out).
La exposición que ha tenido la CDMX en redes sociales no se ha quedado solo en México. Desde la pandemia, se ha vuelto un imán turístico. Tan solo en 2024, llegaron más de 40 millones de turistas internacionales, generando una derrama económica de casi 33 mil millones de dólares, según datos de la Secretaría de Turismo.
Y aunque esto suena increíble en términos económicos, también tiene otra cara: la gentrificación. Renta impagables, familias desplazadas y colonias que poco a poco van dejando de parecerse a sí mismas. No por nada hemos visto protestas recientes en distintos puntos de la ciudad pidiendo acciones para frenar este fenómeno. Lo grave es que muchas veces pensamos que ese problema “no es con nosotros”. Hasta que un día, te sientes extranjera en tu propia ciudad.
El menú en inglés
Confieso que me encanta descubrir lugares nuevos para comer. Me da igual si son caros, baratos, de moda o fondas de comida corrida. Yo voy. Pero hace poco, en una de esas salidas, terminé en una pizzería en la Condesa. Me encantó la comida, sí, pero fue otra cosa la que me marcó: la sensación de no pertenecer.
Tras esperar varios minutos (aunque había mesas vacías), nos pasaron y el mesero nos entregó el menú en inglés. Lo miré con sorpresa y hasta con risa. Era obvio que éramos mexicanos. Lo dejé pasar, hasta que una vocecita dentro de mí me preguntó: ¿por qué tengo que leer en inglés en mi país?
Cuando el mesero regresó, noté su acento y le pregunté de dónde era. Me dijo que era de Guerrero y que había venido a la CDMX en busca de oportunidades. Le pregunté cómo le iba en el trabajo y con las propinas. Solo respondió: “bien”, sin muchos detalles.
Poco después llegaron grupos de turistas, todos hablando inglés, mostrando en sus celulares qué platillos querían pedir porque los habían visto en el perfil de algún influencer. El servicio fue en una mezcla de señas, “spanglish” y sonrisas incómodas. Me recordó esos videos donde estadounidenses reclaman: “Here we speak English!” cuando oyen hablar español en sus tiendas. Irónico.
¿Y nosotros?
México es conocido en todo el mundo por su hospitalidad, su calidez y su servicio. Eso lo portamos con orgullo. Pero sería justo esperar un poco de reciprocidad. Muchos de los turistas que recibimos son estadounidenses, seguidos de canadienses y colombianos. ¿Tan difícil sería aprender algunas palabras básicas en español? Un gracias, un por favor… incluso hay apps como Google Translate que facilitan todo.
Cada vez más, veo restaurantes en la CDMX que parecen obligar a su personal a hablar inglés. Y lo entiendo: el turismo es importante. Pero también es válido preguntarse: ¿dónde quedamos los locales? ¿Por qué recibimos el menú en inglés si vivimos aquí?
Yo también he sido turista en países donde no hablo el idioma. Y si algo he aprendido es que decir “gracias”, “hola” o “por favor” en el idioma local, pues eso abre puertas. Es una señal de respeto, y la gente lo agradece.
Lo que no debemos olvidar
No se trata de cerrar las puertas al turismo —sería un error enorme—. Pero no debemos dejar de priorizarnos. Empezando por nuestro idioma. Sí, vivimos en una ciudad cosmopolita que seguirá atrayendo visitantes y nuevas culturas. Y sí, eso puede enriquecer la cocina, la convivencia y la diversidad.
Pero no dejemos que eso nos haga olvidar quiénes somos. México es increíble, con todo y sus áreas de mejora. Y aunque suene tonto, un menú también puede ser un acto de resistencia.
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