Cosas que nunca deberías hacer en la cena de Año Nuevo

Sí: es una de las cenas más importantes del año y, por lo mismo, debe ser lo más perfecta que se pueda. No solo te preocupes por la pulcritud de tus platillos, ni por haber puesto (o no) los arreglos decembrinos ideales sobre la mesa y en el comedor. Hay pequeños detalles en los que a veces no reparamos y que pueden hacer la diferencia entre una gran velada y otra sin demasiado chiste.

A continuación te hacemos recomendaciones de algunas de las cosas que deberías evitar hacer esta noche:

Cocinar sin tregua y sin calcular bien el número de asistentes

Un poco de previsión puede hacer toda la diferencia. Si te tomas la molestia de hablar con tus familiares o amigos solo unas horas antes de empezar a cocinar todo, podrás ahorrarte desperdicio, muchos pesos y hasta la decepción de haber guisado de más. Calcula que no todos comen igual y que incluso podría ir alguno de tus sobrinos que siempre se rehúsa a acabarse el plato que tiene enfrente.

Sí es bueno que sobre y no que falte, pero ni el planeta ni la economía de este mes están para dispendiar recursos que podríamos optimizar.

Obligar a la gente a comer lo que tú quieres

Nada más incómodo que te estén escrutando lo que te llevas a la boca. En serio: sabemos que hiciste con mucho amor y esfuerzo la cena, pero el amor también se demuestra respetando a los demás. Esto aplica especialmente cuando hay personas en la mesa que no comen carne, o ciertos vegetales o a quienes la sidra los pone muy mal.

Será más fácil para ti si pones todo al centro y dejas que coman (o no coman), repitan (o no repitan) a placer. Además, así conviven de mejor forma y te ahorran dar tantas vueltas alrededor de la cena.

Pasarse de copas en la cocina

Mientras cocinamos es muy normal que se nos antoje una copita de vino o una cerveza. Pero evita a toda costa ponerte muy mal si estás cerca de una estufa. Sabemos que el júbilo anda a tope en Noche Buena, pero no queremos un accidentado en la cocina. Recuerda que los sartenes, el aceite caliente y hasta los flamazos del horno pueden ser nuestros peores enemigos cuando no tomamos precauciones.

Hacer entradas muy llenadoras

Es triste llegar al plato fuerte con el estómago lleno. Toma en cuenta que en lo que llegan todos a tu casa tus invitados seguro se ponen a picar algo. Si te esmeraste tanto en la cena, dale a los tiempos que se sirvan toda la importancia que tienen. El recalentado es delicioso, pero sin duda no quieres tener 10 kilos de comida al día siguiente en el refrigerador.

Cocinar rebozados desde mucho antes

Los rebozados con panño, o hasta con pan molido, son deliciosos y perfectos para la fecha. Pero se vuelven terribles si los haces con mucho tiempo de anticipación y empiezan a reblandecerse con el tiempo. Es importante ser precavido con la preparación de la cena, pero si pone en riesgo que esté buena, mejor salir un poco tarde con el primer plato.

Experimentar con los tragos

En la historia de la gastronomía muchas improvisaciones han sido un éxito rotundo. Pero sin duda son más los casos de recetas que se ensayan y perfeccionan en numerosas ocasiones, antes de llegar a resultado idóneo.

Si quieres sorprender a tus invitados con coctelería muy innovadora, intenta varias veces tus recetas antes de servirlas en una copa. No caigas en el error de improvisar una de último momento y no agradar a más de dos personas. Pasa. Y mucho.

Comer en exceso

Sabemos que la cena de Año nuevo solo es posible una vez al año, pero siempre será mejor que te moderes, para que alcances a probar de todo, y para que no sobrecargues a tu estómago y antes del postre quieras irte directamente a dormir.

Si espacias tus comidas y lo haces de forma lenta, seguro llegas impecable hasta el final y con el nivel de energía óptimo para pararte a bailar (o seguir comiendo uvas).

Fuentes: El Comidista | Europa Press

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