Cuando pensamos en una platillos mexicanos típicos, no solo hablamos de ingredientes y recetas, sino también de los utensilios que guardan siglos de tradición. Uno de ellos es la cazuela de barro: un elemento que ha acompañado a las familias de todo el país y que, aunque algunos lo consideran anticuado, sigue teniendo un papel fundamental en nuestra gastronomía.
El barro no solo nos conecta con nuestras raíces, también aporta un sabor inconfundible a muchos platillos típicos. Sin duda, cocinar en cazuelas de barro permite que la comida se impregne de un ligero ahumado y conserve mejor la humedad, lo que hace que muchos guisos tradicionales simplemente no sepan igual que si los preparáramos en una olla de acero o de aluminio.
¿Por qué el barro cambia el sabor de la comida?
El barro es un material poroso que distribuye el calor de manera uniforme y lenta, logrando una cocción más profunda que materiales como el aluminio o el acero inoxidable. Esto permite que los sabores se vuelvan mucho más profundos y que el guiso no se reseque tan rápido. Además, el barro conserva el calor por más tiempo, esto lo vuelve ideal para comidas familiares como las del 15 y 16 de septiembre.
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Pozole
El pozole es uno de los platillos que más se beneficia de la cocción en ollas de barro: El grano de maíz nixtamalizado se abre mejor y la carne se mantiene jugosa. Servirlo en cazuelas no solo lo hace ver más festivo, sino que ayuda a mantenerlo caliente durante toda la noche.
Mole
El mole poblano y sus variantes regionales encuentran en el barro un aliado perfecto para resaltar en cualquier ocasión. La cazuela ayuda a que las especias, chiles y chocolate se integren poco a poco sin que se quemen. De hecho, muchos cocineros tradicionales afirman que el mole preparado en olla metálica jamás adquiere el mismo cuerpo ni aroma.
Caldos
Los caldos abundante, como el de res o de camarón, también ganan profundidad cuando se preparan en barro. La cocción lenta potencia los sabores.
Frijoles de la olla y guisos caseros
Unos frijoles de la olla, cocinados a fuego bajo en barro, son completamente distintos: la textura resulta más cremosa y el caldo más sabroso. Lo mismo ocurre con guisos como los frijoles charros, los adobos o los caldos con verduras, que se impregnan del toque ahumado característico de la cazuela.
El secreto está en el cuidado del barro
Eso sí, para que la cazuela no amargue los alimentos ni se agriete, es importante curar las cazuelas de barro antes de usarlas. El proceso es sencillo: ponlas a hervir con agua y agrega algo de cal, ajo o frijoles, y después déjala secar. Con este cuidado, tu cazuela podría durar por muchos años y convertirse en protagonista de cada celebración. No dejes de celebrar las fiestas patrias con comida servida en ollas de barro, es la mejor manera de mantener vivo el sabor auténtico de la cocina mexicana. Porque sí: hay platillos que simplemente saben mejor cuando se preparan en cazuelas de barro.
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