Conoce como los japoneses festejan a sus antepasados con caballos de pepino y vacas de berenjenas

En México, acabamos de celebrar el Día de Muertos, y aunque es un festejo único, es cierto que muchas culturas celebran a sus difuntos de diferentes formas. Por ejemplo, durante el mes de agosto, en Japón se celebra Obon, un festejo bastante parecido al nuestro. Durante tres días, los espíritus son bienvenidos a reunirse con sus familiares en el mundo de los vivos.

Durante Obon, los familiares van a los cementerios a limpiar las tumbas, poner flores y rellenar los vasos con agua y sake. También se hacen ofrendas con la comida favorita de los difuntos, fogatas y bailes. Aunque Obon se celebra en todo Japón, las tradiciones varían de familia a familia y de región a región. Mucha de la comida que se coloca en las ofrendas es sólo como decoración, pero tiene un gran significado.

El mizunoko es una mezcla de berenjena en cubos con arroz blanco crudo sobre una hoja de persimón. También se puede agregar trozos de pepino y colocar sobre una hoja de taro. Se coloca en la tumba del difunto y sirve como un lunch para que los antepasados tengan energía para regresar al cielo. Otra comida típica para los difuntos es el hakozushi, donde se colocan los ingredientes de sushi en una caja, como si fuera un pastel de capas. El bondara es bacalao seco guisado, que funciona muy bien para el calor.

En la prefectura de Saga, se utiliza la berenjena y el pepino, pero de una forma diferente. En cada verdura se insertan cuatro patas de bambú, y se agrega una cola hecha de pelos de elote. Con esto se convierten en shouryouma, o caballos espirituales. El caballo de pepino, largo y estilizado, simboliza los viajes rápidos de los ancestros a sus familias. En cambio, la vaca de berenjena, gorda y robusta, representa el viaje de regreso de los antepasados. Las nuevas generaciones de japoneses, han convertido estos vegetales en elaboraciones complicadas, para compartir en redes sociales.

Claro que no pueden faltar los platillos dulces. El rakugan, es un dulce de color brillante hecho de azúcar y almidón de arroz, en forma de duraznos, uvas, plátanos y flores de loto. A los espíritus también les gusta el dango, que son bolas masticables de mochi, en ocasiones espolvoreadas con harina de soya. También se acostumbra encender pequeñas farolas en todas las casas y lugares públicos, con la esperanza de poder guiar a los espíritus hacia ellas.

Aunque para los budistas el desperdicio de comida no es bien visto, es difícil que los japoneses se animen a probar la comida que prepararon para sus difuntos; al final de cuentas el festival se realiza en verano y el intenso calor ocasiona que se eche a perder rápidamente. El método tradicional es regresar la comida a la tierra o dejarla en un río. Otra opción más moderna es rociar las ofrendas con sal, envolverlas en papel blanco y tirarlas a la basura. El obon acaba con el tōrō nagashi, un rito en el cual se colocan farolas en los ríos o en mar, con la esperanza de guiar a los espíritus de vuelta a su mundo.

Imágenes | katorisi | Sakurai Midori | JamesAlexanderJack |

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