Cinco malos hábitos en la cocina que debemos evitar y cómo resolverlos

Todos cometemos errores, especialmente cuando estamos empezando alguna actividad, otras veces por comodidad, en otras por que así nos enseñaron y otras tantas por la costumbre. En la cocina no es diferente, y si esos errores los repetimos continuamente se convierten en hábitos.

Ese es el motivo por el que hoy queremos listar estos ** 5 malos hábitos en la cocina que debemos evitar y cómo resolverlos**. Algunos de ellos parecieran imperceptibles, pero al corregirlos nos daremos cuenta de cómo mejora nuestra forma de cocinar y el sabor de nuestros alimentos.

No calentar los sartenes

Es cierto que los quemadores de nuestras estufas caseras no calientan tanto como los de las grandes cocinas de los restaurantes, lo que hace que nuestros sartenes y ollas tarden más tiempo en alcanzar la temperatura adecuada para sellar las carnes. Lamentablemente, si no permitimos que nuestras sartenes se calienten, nos perderemos de los sabores más complejos que desarrolla la proteína.

En cuanto a los vegetales también resultará en una pérdida de textura, sabor y color, pues se cocinarán de forma lenta. Para compensarlo, lo mejor es permitir que el sartén se caliente perfectamente antes de añadir los ingredientes. La forma correcta es calentarlos a fuego medio hasta que al dejar caer una gota de agua esta salte y salpique la superficie del sartén. Cuando esto ocurra, es momento de añadir el aceite y los demás ingredientes con los que cocinaremos.

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No agregar suficiente sal

Cuando cocinamos, uno de nuestros grandes miedos es salar la comida. Bien sabemos que siempre podemos añadir más si nos ha hecho falta, pero si nos hemos pasado puede ser difícil corregir el sabor y equilibrarlo. Lamentablemente, ese miedo provoca muchas veces agreguemos muy poca sal y por tanto que no obtengamos el mejor sabor de nuestra comida.

La solución para este mal hábito es muy sencilla: ir probando la comida conforme la vamos cocinando y antes de servirla; de esta manera podremos ajustar el sazón si es necesario. Esta técnica aplica también para otros sazonadores como son la pimienta y las hierbas finas.

No leer la receta

Uno de los peores hábitos de cocina en el que todos caemos alguna vez y que puede provocar peores resultados es el no leer la receta. Muchas veces lo hacemos basados en nuestra experiencia y otras confiando en nuestra buena memoria. El problema viene cuando olvidamos algunos ingredientes, sustituimos algunos, nos saltamos pasos de la preparación o no le damos a los alimentos el tiempo suficiente de cocción.

Afortunadamente, la solución a este mal hábito en la cocina es muy sencillo y nos toma, no más de cinco minutos hacerlo: leer la receta incluyendo la lista de ingredientes y la preparación, y ponerla en algún lugar a nuestro alcance mientras estamos cocinando.

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Usar cuchillos desafilados

Podríamos llegar a pensar que un cuchillo con poco filo no es peligroso, y que por el contrario un cuchillo con mucho filo no es seguro. Pero dicho pensamiento es equivocado, pues un cuchillo mal afilado hace más difícil el cortar y rebanar la comida y por tanto, hará que nos cortemos más fácilmente.

Esto último por que cuando cortamos con un cuchillo poco afilado tenemos que presionar más fuerte para forzar a la hoja a atravesar el ingrediente y entre más presión apliquemos, más fácil es que la hoja del cuchillo resbale y no solamente nos cortemos, sino que nos provoquemos una herida más profunda.

Por ello es recomendable que mantengamos bien el filo de nuestros cuchillos, ya sea que lo hagamos nosotros mismos o que busquemos a un profesional para que los afile por nosotros. Además, hay que cuidar de siempre usar protectores para los cuchillos, y de almacenarlos con la punta hacia abajo, de modo que no tengamos accidentes.

No dejar reposar la carne antes de servir

El último mal hábito que añadiremos a nuestra lista en esta ocasión es el no dejar reposar unos minutos la carne antes de servir. El culpable de este mal hábito es la impaciencia. Hay que recordar que al sellar la carne no solo añadimos sabor sino que también se tensa la carne.

Por ello, una vez que nuestra carne esté cocida lo mejor es sacarla de la sartén, cubrirla con papel aluminio y dejarla reposar cerca de 10 minutos. De esa manera permitiremos que la carne se relaje y que los jugos de ésta se distribuyan en toda la pieza de forma pareja. Así, al servirla, tendremos una carne mucho más suave y jugosa.

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